El invernadero de Próspero, el aposento de Ariel

Por Eduardo Blázquez Mateos-URJC

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El invernadero de Próspero, el aposento de Ariel
O.R.R
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Lectura estimada: 3 min.

 

Ante la Gruta de Próspero, vestidos con una capa véneta, vemos la escena única del Acto V de La Tempestad, percibimos el desencadenante que permite unir la Belleza al concepto de Libertad de William Shakespeare (1564-1616), los lagos y los bosques componen la obra más musical del autor.

Próspero facilita la metamorfosis interior, es decir, la transformación gestada por la palabra evocada desde los versos clásicos.

El espejo cambiante, ocasionalmente húmedo, palpa el enigma interior enumerado por los libros de una biblioteca potenciada por un lenguaje evocador apoyado en los escritos eruditos de humanistas; se facilitan las variables de unas búsquedas orquestadas en la biblioteca del saber ancestral, morada de pensamiento que se articula apegada al espejo giratorio.

Entra Calibán en la escena, el monstruo dionisíaco que interpela a Ariel, aéreo ser que irá cambiando en el reino oscuro de la sabiduría irracional.

Hechizo de mariposas en el invernadero alquimista.

Entra Ariel, cargado de vestidos brillantes apreciados por las náyades de Juno.

Ceres e Iris esparcen las mieles del azafrán.

Ceres llena sus bancales de peonías y de lirios que favorecen la llegada de los jardines a la isla-gruta de Próspero. ¡Mascarada primaveral que marcará la escenificación! Miranda brinda con Fernando.

Los truenos se alían con los monstruos, Calibán se hunde bajo los erizos, el cielo se inunda con la oscuridad, llegan gran parte de las perlas a los arenales de Julieta y Romeo. Los Arenales visualizados desde el cementario-baptisterio se elevan.

Ariel es invisible, se disfraza de ninfa de mar, es el sueño de Orlando.

Próspero se despoja de su manto, tejido con el oro de los sueños. ¡Mágica revisión del vestuario de Colonna en el Sueño de Polia!

¿Cómo se libera Próspero? Se redime en el reflejo del espejo acuático que le permite conciliar los opuestos desde la construcción de alegorías librescas.

La poesía de Próspero regenera la isla definida por cavernas oscuras, el mago confirma el concepto subyacente que une a Miranda con Fernando. ¡Espejismos sin flechas que, gracias a Próspero, se verán alterados por los libros inalcanzables!

La alquimia de los libros va iluminando la idea de movilidad y cambio del experimento espacial y mental. La elocuencia de Próspero acoge las mascaradas, para adentrarse en el simbolismo cósmico del sabio esotérico emparentado con Rodolfo II.

El ascenso desde el reino salvaje, va dando forma al invernadero mítico con matriz en la experiencia musical de un madrigal.

El cristal de Próspero se incorpora a la mesa para convertirse en tocador, los sueños duales del tablero de ajedrez traducen la plasmación de un sueño ordenado por la retícula renacentista italiana, así se potencia el relato liberador de Próspero que, sin cadenas, va ascendiendo con las sagradas escrituras sobre ruinas y espejos de papel.

Neptuno entra en escena feminizado por los incunables de flores y espejos.

Los misterios de la Antigüedad retornan desde un ciclo de transmutación, se remite a la actividad de la soledad subterránea.

Próspero se viste de Neptuno sobre los tritones de Julieta.

¡Ecos de tormenta de las lágrimas de Julieta, que exploran las pasiones alteradas por la magia de Próspero!

Aire de Ariel.

Mar de pasión, esoterismo en la despedida entre dos noches.

¿La magia del teatro se explica en la Tempestad?

Se agita con firmeza el poder del mar atormentado, consumación erótica del mar en el libreto musical sobre ruinas romanas.

La claridad del espejo es revitalizada por la luz de Peter Greenaway, que nos descubre la capacidad de Próspero para escribir el gran guion que, fruto de su fantasía, está bañada por la insigne vida de Paracelso, eje de la corte de Praga.

La solemnidad del mago se alimenta de las ideas de Cocteau; la película activa las pinturas venecianas de Giorgione y de Ticiano, ambos muestran el poder del paisaje en la mitología. El invernadero, con pavos reales, será construido con la arquitectura y los jardines de La Alhambra y El Generalife.

2 Comentarios

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liuba gonzález cid 10/20/2023 - 9:24:14 PM
En tu texto veo a Ariel disfrazado de joven soldado con cabeza de mujer, como lo examina Cocteau en su visión andrógina de La máquina infernal. El aire es representado por Everett Millais como un acuoso fondo fantasmal que se hunde en el verde salvaje; naturaleza perdida, vestigios tenaces del sueño despierto en el jardín inglés posromántico. “¿Qué haría yo sin mi libertad, sino disolverme en los elementos de los cuales tú me has sacado? Es por ti que yo existo". Próspero huye de la mediocridad castradora, de toda idealidad. Calibán regula el deseo, es hijo de la bruja Sycorax, una presencia salvaje idealizada por Shakespeare en la isla de Próspero. Pero una isla es una isla donde la belleza se moldea junto al mar, una roca desnuda, un desolado sacrificio bajo las hojas del Jacinto blanco, Hilda Doolittle bien lo sabe, también tú.
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usuario anonimo 10/19/2023 - 2:11:12 PM
Quien pudiera ser Prospero y habitar en un mundo de ensoñaciones secreto. Oculto a los ojos de los humanos, paraíso idílico, en el que compartirá escena con Romeo y Julieta. Arenales encantados habitados por monstruos de un solo ojo. Y si cada monstruo formará una pequeña parte de la personalidad de Próspero, y si Julieta fuera el ama de llaves de ese sueño imposible!. Próspero eleva su capa de piedras preciosas, elegante, invisible a los ojos de seres absurdos, incapaces, carentes del espíritu contemplativo. Contemplador contemplado por los ojos de sus monstruos, buscador incansable que siempre permanecerá fiel al sentimiento y pensamiento de su querida Julieta, guardiana incondicional de un sentimiento, de una forma de vivir en libertad. Siempre a sus pies querido Eduardo.
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