El municipio abulense que recibe una donación de 4.000 libros

La biblioteca del pequeño municipio de Gallegos de Altamiros, con 80 empadronados, ha recibido una donación de 4.000 libros. Quien ha hecho esta donación ha sido Moisés González, hijo del maestro cuyo nombre lleva la biblioteca Maestro Anastasio González. 

A medio centenar de libros por cada censado en este municipio situado a una treintena de kilómetros de la capital, es la media de esta donación realizada. 

El impulsor de esta iniciativa ha relatado a Efe el disfrute que le ha supuesto este trabajo que "saca de su silencio" a miles de libros para "llenar la España vaciada" de cultura, inicialmente con la literatura infantil y juvenil, aunque finalmente abarca todos los géneros y materias.

Entre ellas, la filosofía de la que Moisés González García fue catedrático por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), una de las instituciones y entidades que han cedido fondos para hacer realidad un proyecto situado en el antiguo ayuntamiento, convertido ahora en Consultorio Médico y biblioteca municipal.

Ha abierto sus puertas en Altamiros, una de las dos entidades que integran el municipio -la otra es Gallegos-, donde hace 79 años nació González García, quien ha cedido algunos de sus libros, fundamentalmente de filosofía.

La biblioteca general de la UNED también ha realizado cesiones de libros a esta iniciativa que también cuenta con volúmenes de vecinos y particulares, así como de las bibliotecas 'Rafael Alberti', de Madrid, y la Pública de Ávila.

Moisés González les agradece a todos ellos la colaboración para poner en marcha un proyecto entrañable que también ha contado con la colaboración del consistorio de este pequeño pueblo y de la Diputación de Ávila, que ha ayudado a catalogar los 4.000 libros que integran esta biblioteca que queda, no solo para este municipio, sino también para la comarca.

El tejuelo (identificación externa de los libros mediante etiquetas) ha sido realizada gracias a la aportación de la institución provincial, de manera que todos los libros también se encuentran registrados en un ordenador para facilitar su consulta.

De esta manera, las decenas de niños que, especialmente en verano, llenan las calles de Gallegos de Altamiros, habitualmente vacías en invierno, puedan disfrutar de la compañía de los libros, al margen de las tradicionales consola o teléfonos móviles de hoy en día, cuando acudan al pueblo con sus padres.