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Clásico

Éxtasis en flor: La Crisálida de Dédalo

Por Eduardo Blázquez Mateos-URJC

Éxtasis en flor: La Crisálida de Dédalo
R.C.G.T
R.C.G.T
Lectura estimada: 3 min.

Dédalo/Errikarta ha teñido su cuello con el embrujo de la crisálida.

Absorto en el sueño eterno, hechiza la transformación de la contemplación integral de la mariposa floral.

Al liberarse de la crisálida, las tinieblas emergen desde la determinación del éxtasis en flor, visión mostrada en el cuello pintado con el pincel nocturno de la poesía nupcial de Erri.

La reveladora belleza se descubre en los movimientos lentos producidos por la segregación de saliva, turbulencias de nutrición dionisíaca que atrapa a Dédalo en Mendelssohn, en el Crescendo de Romanza sin palabras (Op.38, n 3 y Op. 30, n 6); la intensidad del pasaje aumenta, la velocidad en el tempo vuela con el ascenso de Dédalo; Ícaro, ritardando, muestra su caída entre el fuego de sus alas de cera.

¡Desde la noche, el viaje sin retorno de la mariposa consuela a Dédalo!

Al mirar al crisantemo otoñal, las alas se impregnan del aroma de la Dama de Noche para santificar las lágrimas de polen.

La mariposa nocturna se alimenta de la pureza celeste del bosque de Arteaga. Las gotitas del alma de la bella Julieta Kapuleto, convierten el sonido de las arpas en zumbidos de alas de un guerrero caído en Avalon.

¡Templo de guerreros vigilado por las mariposas nocturnas legadas por los Orsini de Bomarzo!

La mariposa invertida, vuela sobre el arquero del bosque de los amantes en flor. El fuego, que simula el sol, vigila el sueño viajero de Dédalo.

En reposo, Dédalo descubre su vientre maternal adquirido en el sepulcro de Julieta; visitó el sarcófago para alimentarse del amor en la hibernación, secreto transcurrido en las criptas del castillo de Arteaga, la insigne mansión de los Kapuleto.

¡El gran Sueño de la Crisálida es vivir en el laberinto de Dédalo!

El sepulcro de Julieta Kapuleto, con Romeo, tiene diez orificios inundados por crisálidas de mariposas alimentadas por rosas negras.

Las reliquias advertidas en las mariposas de la cripta-crisálida, revelan el valor del rito fetal invertido. Dédalo se pinta con los pigmentos de las ofrendas, asimilando la intimidad de Romeo. Dédalo encarna a Romeo para descubrir las mariposas de las bellas durmientes, damas ocultas en los bosques blancos, centinelas de los parajes lumínicos de Arteaga.

La Dama de Negro (del libro ÉXTASIS EN FLOR), con pincel en mano, traza las huellas en el cuello de Dédalo; la Dama (La Luna) remata los dibujos y las oquedades como si se tratara de un vientre, alto vientre convertido en refugio para los cultos iniciáticos.

¡Caverna ancestral de Dédalo, abarca el viaje del alma a la luz!

El cuello alado se ilumina con las flores del guerrero regenerado, su alma parte a la libertad, abandona el cuerpo pétreo.

La crisálida, desecha, da forma a la cámara secreta de Dédalo, espacio protector con la envoltura de los pétalos sagrados.

La mariposa de Dédalo se cubre con la máscara de escamas, al ser un espíritu viajero, logra salir de la tumba para inserta a Psique las alas del amor.

El laberinto de Dédalo aporta serenidad al sueño de cristal del arquitecto, centro paradisíaco de la fecundidad poética que alimenta el ombligo de su Mandala.

¡Figuración floral!

Dédalo llora entre sus flores, entre las cascadas de pétalos que producen un baño de feminidad.

¡Cuello crepuscular, tiniebla nocturna sacralizada por las larvas de la yema floral de Dédalo!

Flujo y reflujo de mariposas, flor y fruto que retornan al más allá sobre las alas de Dédalo.

Dédalo aporta intimidad desde la metamorfosis, crea un fruto animal desde el reposo del bello escritor de Gorbea: al mutarse la cápsula de seda, se transforma para dar forma a un lobo blanco.

 

MARIPOSA DE DÉDALO, de Errikarta Rodríguez:

 

Mariposa de Dédalo, mariposa del inframundo que te alimentas de emociones, de tinta plasmada en mi cuerpo, mariposa sonámbula que come de mi alma, que bebe de mis lágrimas, no me dejes nunca, quédate conmigo. Poesía alada que juguetea sobre mi pecho, haciendo cabriolas en el aire, coreografía del más allá en la que siempre danzara. 

Dédalo engalanado de tinta que, mientras recorre el jardín secreto de crisantemos, se impregna las alas en el aroma de la dama de noche, ritual guiado por la luna llena que siempre le llevará a buen puerto. Mariposa de la muerte que anuncia el fallecimiento de Julieta, mientras su hijo Jon Kapuleto se arranca la carne junto a la alberca dorada, muerto de dolor, solloza a gritos. ¿Cómo poder soportar tanto dolor, cómo sobrevivir a esta desgracia?

Dédalo, ser alado, compasivo, eleva el sueño de Jon Kapuleto mientras duerme, aletea con fuerza y, abrazado muy fuerte, lo transporta a un paraíso otoñal lleno de flores y mariposas, seres del otro mundo que siempre meceran sus sueños, aleteando muy despacio para no despertarlo?. 

Olor a jazmín que, con sus alas, esparcen graciosamente por doquier, alas de colores que embellecen mi alma. Guerreras del fuego eterno que vigilan bosques y mares, siempre atentas, habitantes perpetuas del laberinto de Dédalo, ojos y tacto de todos sus sentidos, hoy descubro mi cuello ofreciendo mi loto de sangre, comida ancestral del lobo de Lekanda, lobo alado que siempre me guiará por caminos de belleza y de pasión.