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Los toros vuelven a Ávila: buen toreo en el ruedo y solidaridad en el tendido
Finito de Córdoba, Manuel Escribano y Emilio de Justo cortan dos orejas; Ginés Marín, un rabo y el novillero Daniel Barbero pasea un trofeo en el coso abulense.
Los toros volvieron a Ávila y lo hicieron de forma triunfalista y solidaria. Buena entrada en la Plaza de Toros de Ávila para apoyar una buena causa: ayudar a Aspace, organización que trabaja en el cuidado y atención de personas discapacitadas. Y si la solidaridad se instaló en los tendidos, en el albero se pudo disfrutar de un buen torero.
Lluvia de orejas y hasta un rabo con el que se premió la meritoria actuación de los coletudos que no dudaron en acudir a la llamada de Tauroemoción, y de su gerente Nacho de la Viuda, para participar en un doble acontecimiento: el taurino y el solidario.
El cordobés Juan Serrano 'Finito de Córdoba' dejó buena impronta del toreo artista que lleva en su ADN, especialmente en un ramillete de encajadas verónicas que llegaron al público. El Fino se gustó en la pañosa y surgieron muletazos con mucho empaque por ambos pitones, en la que también se conjuraron los adornos ante el novillo de Salvador Domecq que colaboró. Paseó el veterano diestro dos orejas.
Manuel Escribano sustituyó a última hora a Cayetano. No se dejó nada el de Gerena, especialmente en un vibrante tercio de banderillas, donde sobresalió un par al violín, marca de la casa. Templado, voluntarioso y variado estuvo el sevillano. El trasteo, de mucho poder, tuvo clase y firmeza y, en algunos pasajes, dejó muletazos hondos. Manejó con certeza los aceros y paseó dos trofeos.
Llegaba a Ávila uno de los toreros importantes de esta temporada, el extremeño Emilio de Justo. Un diestro de una personalidad marcada y con un sentido del gusto exquisito. Y a punto estuvo de cortar un rabo tras una actuación excelsa, especialmente al natural. Muy encajado el extremeño. Mentón al pecho y muletazos pulcros, hondos y largos, rematados con eternos pases de pecho. Fue una delicia ver cuajar al novillo a De Justo que fue premiado con dos orejas.
Quien cortó un rabo fue Ginés Marín. Estuvo contundente el jerezano, quien fundamentó su trasteo por el pitón derecho, el mejor de un novillo que colaboró, aunque protestó por el pitón izquierdo. Muy variado y elegante en sus formas, Marín disfrutó con su actuación, que caló fuertemente en los tendidos; tanto que cortó los máximos trofeos.
Cerraba el festival el novillero de Las Navas del Marqués Daniel Barbero. Difícil papeleta la del abulense, que no obstante se ha curtido en plazas duras en el escalafón novilleril. A pesar de su juventud, Barbero instrumentó una faena seria y contundente, premiada con una oreja. Al término del festejo, el joven becerrista Daniel Rivas, natural de Las Navas del Marqués, protagonizó un tentadero público y gratuito. El joven aspirante, de tan solo 11 años, dejó constancia de su desparpajo con las telas y gustó mucho al respetable, que salió satisfecho del coso abulense por lo vivido en el ruedo y por la solidaridad con Aspace.
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Dejándola sin AVE o excluyéndola en el trazado del Corredor Atlántico.