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El ex jugador profesional de baloncesto mostró la realidad del acoso escolar desde su experiencia ante un centenar de escolares del Colegio Diocesano de la capital
Tribuna Grupo y el Consejo Económico y Social de Castilla y León (CES), en colaboración con la Fundación Ávila, han abordado en Ávila la problemática del bullying desde la perspectiva de Iñaki Zubizarreta, ex jugador profesional de baloncesto, que sufrió en su infancia y en primera persona, el acoso escolar. Un tema que sigue vigente en nuestros días, por lo que ha querido compartir su experiencia para visibilizar esta problemática y dotar de herramientas tanto a los jóvenes como a sus familias para gestionarla.
Zubizarreta, en una charla dirigida a un centenar de escolares del Colegio Diocesano de la capital, explicó como a partir de los 11 años de edad cuando superaba los 1,80 metros de altura, fuera del aula, sufría todo tipo de vejaciones y palizas por un grupo de compañeros de clase a raíz de su gran estatura, que incluso le llevó a pensar en quitarse la vida en el acantilado de Galea, en Vizcaya.
En su experiencia, cuenta como en sexto curso de EGB su tutora, lejos de brindarle su apoyo, le humillaba en clase. Pensaba que por su estatura podría hacer daño a los demás castigándole todo el curso sin poder ir al recreo. La única decisión que tomó fue llevarle al psicólogo del centro sin el conocimiento ni el consentimiento de sus padres.
“El diagnóstico del psicólogo decía que era retrasado mental, porque decía que mis actos no iban en consonancia con mi estatura y aquí empezaron las etiquetas. Me castigaron sin poder salir al recreo porque podía hacer daño a alguien”, relató Zubizarreta.
El ponente cuenta como en aquel curso empezó un chico nuevo “que no destacaba por nada estaba todo el día provocando y ahí empezó el juego”. “Se buscó su grupo que le reforzara para hacer lo que hicieron. Después del colegio fuimos a jugar a un parque y el padre de este chaval hizo el comentario con los mayores que qué hacía ese subnormal jugando con su hijo. La reacción de los padres fue la de guardar silencio”, señaló.
En su duro testimonio, Zubizarreta como al día siguiente ese mismo niño hizo otro comentario despectivo: ‘Jacobo cuanto más alto más bobo’. “Lo que empieza como una broma se convierte en una pesadilla porque lo que te espera en el colegio era todo menos bueno”, explica.
El problema acrecentó poco a poco y llegó al extremo. Zubizarreta narró ante los niños una de sus peores experiencias: una paliza que sufrió que acabó con él en el hospital. "Me reventaron la cabeza y la cara a patadas. Me desperté en la UVI, había estado en coma dos días. Tenía la cara tan desfigurada que no me reconocía".
El ex jugador profesional de baloncesto cuenta cómo llegó al límite en 2004 donde pensó en suicidarse en el acantilado de Getxo. “La persona que se pone delante de un acantilado es una persona desesperada, que quiere estar tranquila para dejar de sufrir”.
Algo que, finalmente no hizo porque sus padres habían perdido ya a dos hijos en un solo día. “No salté, me dio fuerza mi familia, no me parecía justo que mi hermano se quedara solo. Hice la promesa en el acantilado que a partir de ese momento me iba a defender, que nadie me tratase mal”.
A través de su experiencia anima a los niños a no repetir los errores de los mayores. “Es un trabajo de equipo, tanto pequeños como adultos pero vale ya de decir que son cosas de niños, porque nadie es consciente de hasta qué punto condiciona tu vida”. Añadió que el suicidio de un niño de Hondarribia en 2004, Jokin Ceberio, fue el gran detonante para sacar “toda esa rabia mala contenida, rencor y asco a esa gente que me trató tan mal”. “Toqué fondo, vi que ese rencor no funcionaba y, a partir de ahí, ha sido todo un trabajo reconstruir ese dolor en positivo”, aseguró
El monstruo del bullying a punto estuvo de quitarle la vida a un chaval de apenas de 11 años. Su familia, sobre todo su hermano menor, y el baloncesto fueron su tabla de salvación y una motivación para dejar atrás los viejos fantasmas del pasado. Zubizarreta pudo demostrar su talento en todos los equipos donde ha militado durante más de una década como profesional. Baskonia, Caja Bilbao, CAI Zaragoza, Valencia, Tenerife, Huelva, fueron algunos de sus equipos, y formó parte de la plantilla del Pamesa Valencia que se proclamó campeón de la Copa del Rey ACB en el año 1998.
Su cuerpo, su estatura, se convirtieron en ese momento en una de las herramientas más útiles para hacer una carrera importante. “Me ha enseñado a trabajar desde la competencia, que no desde la competitividad”, señaló. Su historia de superación sirve de ejemplo para saber que se puede salir adelante y actualmente trabaja con todas sus fuerzas para que no se vuelva a repetir su historia. A día de hoy colabora con la ACB en la campaña “Actuamos Contra el Bullying”, acudiendo a colegios e institutos para impartir charlas de sensibilización entre los más jóvenes.
También ha plasmado su historia a través de ejemplos gráficos con el lanzamiento del comic ‘Subnormal’, título que hace referencia a la palabra que constantemente le decían, y que narra desde un punto de vista divulgativo, las palizas, humillaciones, y el aislamiento que sufrió en su infancia y que muestra lo frágil que puede ser una persona con independencia de su altura.
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