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El Vítor de San Pedro Bautista aguanta la fuerte lluvia

En una noche desapacible, los vecinos de San Esteban del Valle celebran la llegada de la reliquia de la Santa Cabeza a la localidad, el 11 de febrero de 1891

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El Vítor de San Pedro Bautista aguanta la fuerte lluvia
Fotos: Julián G. Menéndez
Julián González Menéndez
Lectura estimada: 6 min.

La abundante lluvia caída en la noche del martes 11 de febrero, en San Esteban del Valle, no impidió que el Vítor en honor de la reliquia de San Pedro Bautista, donada por las monjas Concepcionistas de Zamora, se celebrase como acostumbran los vecinos de esta localidad barranqueña. Un Vítor que honra la figura del Santo y recuerda a la vez la entrega por parte de estas religiosas del cráneo de Pedro Bautista, su Santa Cabeza, el 11 de febrero de 1891.

Desde que existe el Vítor, ni las crónicas que rezan sobre el pueblo, ni los lugareños más antiguos recuerdan que haya dejado de celebrarse tal acontecimiento en las fiestas del invierno por culpa de la meteorología. Tanto la nieve caída en los duros meses de febrero en las calles de esta villa, como las copiosas lluvias -como esta vez ha ocurrido en su inicio-, han impedido que sus vecinos celebren tan insigne momento.

La mayoría de los vecinos que se han dado cita este año en las segundas fiestas -la anterior fue el pasado 5 de febrero con motivo del martirio en Nagasaki (Japón) en 1597-, han acompañado a la comitiva del Vítor junto al recitador, Iván García García. A las 20.00 horas, momento del comienzo, la noche se mostraba totalmente desapacible y los pronósticos hasta la medianoche no eran nada halagüeños. La entrega del estandarte por parte del mayordomo, Jorge Martín Martín, se producía con cierto desaliento.

La plaza, junto a la Ermita del Santo, no estaba repleta de caballos con sus jinetes como tantas otras veces. Escasamente, llegaban a una docena, con sus crines empapadas y los jinetes que aguantaban montados. Tampoco se presenciaba la asistencia numerosa de forasteros llegados de otros pueblos, como es tradición.

La expectación era grande pues los presentes nos temíamos que la lluvia fuese en aumento y se produjera cierto desánimo entre los vecinos. Circunstancia que en ningún momento se produjo. Impresionante la ilusión que todo los asistentes mostraban justo antes del inicio del Vítor. Hubo padres que no dudaron en llevar incluso a sus niños pequeños.

Uno de ellos me señalaba: "es una forma de demostrar lo que llevamos dentro del corazón por la figura de Pedro Bautista. Toda mi familia nos hemos criado aquí y las inclemencias del tiempo nunca nos echaron para atrás. Todo esto nos hace incluso más fuertes". 

Las luminarias encendidas y antorchas que portaban un grupo de jóvenes daban como siempre un colorido especial para una noche tan desapacible. Las campanas de la Iglesia repicaban y los cohetes animaban la llegada de los asistentes delante de la Capilla, la casa donde nació Pedro Bautista, y de donde iba a partir el Vítor.

Iván García, recitador del Vítor, me comenta que, en ningún momento, se barajó suspender la celebración. Igualmente, señala que fue de las noches más especiales pues era la segunda celebración en la que no estaba su padre, Juan Jesús García, fallecido hace escaso tiempo. "Me sentí totalmente arropado por todos los vecinos", subraya.

El arranque esta vez de Iván en su primera décima fue clamoroso. Su texto ensalza y da las gracias a las monjas concepcionistas de Toro (Zamora) por donar el 11 de febrero de 1891, desinteresadamente, la reliquia de Pedro Bautista a los vecinos de San Esteban del Valle.

¡Bendita sea la hora

En que nos fue concedida

La reliquia apetecida

Por las monjas de Zamora

Digamos con voz sonora

Viva nuestra religión

Y su insigne campeón

Que siempre esta fe persista

Viva San Pedro Bautista

Protomártir del Japón!

En la siguiente décima, se relata el compromiso que adquirió el pueblo sobre las monjas por tan insigne gesto.

¡Al recibir la cabeza

De nuestro Pedro Bautista

De rezar por las monjitas

El pueblo hizo promesa

Gritemos pues con firmeza

Que este pueblo rememora

Aquella bendita hora

Y pide con gran ilusión

Conceda Dios su bendición

A las monjas de Zamora!

A lo que la muchedumbre responde: ¡¡¡Vitooorrr!!!

Los encendidos vítores en honor de Pedro Bautista salieron más fuerte que nunca de las gargantas de los vecinos. Voces de ánimo hacia los caballistas por participar, encendidos vivas a quien echa el Vítor, y cómo no a los forasteros que nos acompañaban.

Ya no se miraba si llovía mucho o poco. Lo importante de toda la comitiva era seguir y cantar durante todo el recorrido. Los pañuelos rojos a la cabeza habían perdido su color rojo y los paraguas se chocaban unos con otros por las estrechas calles por las que discurre el estandarte del Vítor.

El grupo Filigranas de la gaitilla que siempre nos acompaña no paró de tocar las canciones que los vecinos acostumbran a cantar. La lluvia no cesaba sin que Iván lo tuviera en cuenta. Subido en un caballo blanco, totalmente empapado, iba recitando en cada parada las décimas. De vez en cuando, en medo del silencio de la noche, una voz potente pronunciaba una de las frases dirigidas a quien relata el Vítor, que se han hecho célebres: ¡No te aceleres, que no está nevando!

Es cierto que no nevaba pero la lluvia caía abundante. La incomodidad del paraguas me impedía tomar notas. Me limitaba a dejar grabado en mi cabeza todos los gestos que contemplaba. El estandarte del Vítor con la imagen de la Santa Cabeza iba cubierto para evitar su deterioro.

El problema residía en cómo ver las décimas o sonetos que estaban previstos declamar. Una dificultad que el recitador la solventó magistralmente teniendo que limpiar las gotas para poder leer las décimas. Con  gran templanza y fuerte sonoridad fue declamando estoicamente en todas las paradas.

Otra de las décimas que han tomado gran renombre en la celebración de la fiesta de la Santa Cabeza es la que se refiere a la donación de la mano de Pedro Bautista que las monjas hicieron al pueblo cuando, por falta de vocaciones, se vieron obligadas a cerrar el noviciado.

¡Con total desprendimiento

Las monjas de Zamora

Vieron llegar la hora

De abandonar el convento

Por notarial documento

Como preciado legado

Al pueblo han regalado

La mano de nuestro Santo

Que ellas con amor tanto

Por siglos han custodiado!

Una mención especial para los dos mayordomos, Mónica y Jorge Martín Martín (hermanos) que, pese a las inclemencias del tiempo, han podido celebrar la llegada del Vítor a su casa. Desde el balcón, toda la familia -incluidos padres, hermanos y algunos de sus sobrinos-, lanzaban entusiastas vítores a Pedro Bautista y su Santa Cabeza.

Y es que, no era para menos. Uno de los momentos más emotivos para ellos es que el Vítor visite su casa y se pronuncien varias décimas en su honor. Que no se hubiese producido tal momento, habría sido desmoralizante. Además, en las fiestas del 7 y 8 de julio el acto de clavar el Vítor se celebrará en su casa.

Los pocos caballos que se dieron cita en el recorrido hicieron que la carrera que cada año transcurre por la empinada calle que llega hasta la Iglesia fuese algo menos competida. Aunque igual de emocionante para los vecinos y forasteros que nos acompañaban.

Delante de la Iglesia, se agolpaban menos jóvenes de lo que es habitual pero el Vítor siempre estuvo acompañado por la juventud que mantiene la tradición. Muchos de ellos que trabajan fuera de la localidad no faltan nunca, si pueden, a la celebración del Vítor. Junto al Cementerio, justo detrás de la Iglesia, se rezó una oración por los difuntos. En la oscuridad de la noche, es algo impresionante.

En la fachada de piedra de la Capilla, levantada en la misma casa donde nació Pedro Bautista, tuvo lugar la subasta del Vítor, el momento en el que se puja por ver quién ve cumplida su promesa. La noche tan desapacible hizo que no se produjera una gran disputa. Fernando Martín Martín, hermano de los dos mayordomos, pudo clavarlo tras ofrecer 150 euros. El Vítor de la fiesta del día 5 de febrero, que celebra el martirio del Santo, valió 500 euros. Sara Lombardía Gómez vio realizada también su promesa. Enhorabuena para ambos.