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Clásico

Las anécdotas de Claudio Sánchez-Albornoz en Ávila

El Cronista Oficial de la ciudad amurallada, Jesús Mª Sanchidrián Gallego, las repasará en una conferencia

Las anécdotas de Claudio Sánchez-Albornoz en Ávila
Claudio Sánchez-Albornoz y Menduiña. (Foto: EFE)
Carlos Jiménez
Carlos Jiménez
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La conferencia sobre 'Ávila en el anecdotario de Claudio Sánchez-Albornoz' será uno de los actos programados en el marco de las XXI Jornadas de Formación Información Ciudadana que organiza la Asociación de Vecinos 'Puerta del Alcázar' de la zona centro de la capital abulense, la cual correrá a cargo del Cronista Oficial de la ciudad amurallada, Jesús Mª Sanchidrián Gallego, este próximo martes 29 de octubre y tendrá lugar en el auditorio de la Fundación Ávila, a las 19 horas, con entrada libre hasta completar el aforo.

La convocatoria coincide con el cuarenta aniversario de la muerte de uno de los hijos más célebres de la ciudad amurallada, Claudio Sánchez-Albornoz y Menduiña (Madrid, 7 de abril de 1893-Ávila, 8 de julio de 1984). Dicha actividad, se suma al homenaje que ya se le brindó el pasado 23 de abril en clausura de la Feria del Libro de la capital abulense y, más aún, se suma a la restitución de su nombramiento como Hijo Adoptivo que se celebró el 8 de julio en la persona de su hijo Nicolás Sánchez-Albornoz Aboín.

En esta ocasión, se vuelve a recordar que Ávila debe una cuota importante de su grandeza en el mundo a la figura de Sánchez Albornoz, historiador, político, diputado y ministro durante la Segunda República y presidente de su Gobierno en el exilio entre 1962 y 1971, por lo que ha sido extraordinariamente laureado a lo largo de su carrera, cuyo prestigio internacional, así como a su asombrosa trayectoria académica, publicista y política que le hizo merecedor de numerosas distinciones, reconocimientos y premios por parte de universidades, academias, patronatos, ayuntamientos, diputaciones, gobiernos y otras instituciones.

La permanente presencia de Ávila en la obra de Sánchez-Albornoz, donde se cita en incontables publicaciones, escritos, entrevistas, declaraciones, estudios, conferencias, homenajes y exposiciones que recogen el pensamiento y el discurso del historiador, en cuya añoranza de desterrado durante 43 años escribió: "Sentado ante mi mesa de trabajo? una fotografía de la gran puerta de la muralla de Ávila frontera a San Vicente, fotografía que tengo de continuo ante mis ojos, me tortura con una lluvia de remembranzas y de emociones de antaño".

El recuerdo de Ávila se repite en bastantes ocasiones: "Yo escribo estas líneas teniendo delante de los ojos una foto de la gran puerta de San Vicente de nuestra muralla, junto a la cual, en el interior de la ciudad, se alzaba la torreada casa de mis abuelos [en el palacio de los Verdugo]". Y en carta de agradecimiento al Ayuntamiento de Ávila por las distinciones que le otorgó, de 27 de mayo de 1980, añade: "Durante cuarenta y cuatro años que he estado en exilio siempre, siempre Ávila ha estado en mi corazón y en mi pluma y he consagrado a su recuerdo y a su elogio muchas páginas? contemplando un óleo de un pintor conciudadano nuestro (Caprotti) en que aparecen las murallas" (Diario de Ávila, 11/06/1980).

Producción bibliográfica

Por ello, puede decirse que, de alguna manera, su prolija producción bibliográfica sobre la España medieval y libros de memorias se fraguó a la sombra de dicha cautivadora imagen. Así el libro Anecdotario político tiene la siguiente dedicatoria (Ed. Planeta, 1972): "A la ciudad de Ávila, cuna y sepultura de los míos, en agradecimiento por la confianza que a ellos y a mí nos ha otorgado durante  largas décadas".

Querencia que recuerda en una entrevista dada un año antes de fallecer: "Yo quiero mucho a Ávila; fíjense ustedes que de Madrid a Ávila, cuando yo era niño, se tardaban cinco horas en tren y ponían unas cosas de hoja de lata con agua caliente para que no se helaran los pies. Todo esto es la prehistoria. Pero aquí tenía que la llegada a Ávila era la libertad, porque Madrid era el Colegio, la Universidad, las oposiciones, el trabajo. Ávila era la vida alegre, la chiquillada, se paseaba por los alrededores de la estatua de Santa Teresa que estaba en el Mercado Grande" (Diario de Ávila, 19/08/1983).

Son numerosos los testimonios propios y hemerográficos que han reseñado gran parte del itinerario de su existencia dando cuenta de éxitos y fracasos, alabanzas y críticas y, por encima de ello, de la desbordante valía de un hombre que decía de sí mismo ser: "Católico, liberal, demócrata y republicano como me he definido muchas veces, no encajo en ninguna de las grandes falanges que se disputan el dominio espiritual y político de España. Estorbo, además, a los intelectuales que entusiastas y hasta devotísimos franquistas otrora, con frecuencia han  evolucionado en su pro personal, detestan a este viejísimo Quijote del Río de la Plata y le cierran los centros donde ellos caciquean" (Postrimerías, 1981).