Vega Almohalla y el rapero madrileño Recycled J tocarán en los actos previos al Día de Castilla y León
Espejo de Venus en Ruiz de Ocenda
Por Eduardo Blázquez Mateos-URJC
Las invenciones de Venus ante el espejo se representan en la perfumería-floristería Ruiz De Ocenda.
Llamamos la atención sobre la belleza, confluyen el rostro heroico con los recintos de placer.
La luz y el color de la Floristería se utilizan para persuadir sobre la dignificación del amor recapitulado en un rostro velado por la verdad.
Al meditar sobre la diosa del Amor(Afrodita-Venus), la composión de Gustavo García elabora un tributo a la rosa, símbolo del deseo que, al eliminar la espinas, realiza un diálogo sobre la pureza de la rosa blanca asalmonada por la mirada del autor de la fotogafía, en este sentido, Gustavo retrata a Begoña floreada por el jardín primaveral que siempre ilumina la Florestiría custodiada por Viki, Sofía, Blanca y Antonio, reinas magas del cortejo triunfal del arcádico espacio.
Ante el espejo de Begoña, Gustavo retrata a una musa que, al cerrar ojos, nos incorpora hacia los sueños musicales de las diosas, se satisfacen los cruces de las miradas cultas y sensuales para crear el enigma de la ventana acuática, es decir, el espejo se articula con la unión misteriosa de Venus y de Marte.
Al vertirse Gustavo de Marte, Begoña incorpora la coraza de la diosa de las armas y las letras. La tejedora Atenea reflexiona sobre la verdad eterna, dignifica el amor desde la iconografía de lugar de la Espera floral, estancia vivificada por la unión armónica entre el espejo y las aguas, lo acuático capta la realidad y la ficción. ¿Qué amor es real? ¿Es verosímil el amor eterno?
Gustavo da forma a la imagen de la sabiduría y del amor, cruzados los sentimientos en combate interior, se confirma un concepto ideal de Belleza apoyado en las poesías neoplatónicas; se desdoblan los mitos de Narciso y Venus, una ambivalencia vivida desde la atodestrucción de Narciso; inmersa en el Tocador de los Sueños, Begoña se adentra en el espejo-ventana para cubrirse con el aceite dorado de las rosas del más allá.
La invisibilidad de la rosa negra, aporta sombras poetizadas al sueño eterno de Eros.
Los poderes constructores de la mirada ante el espejo de las aguas, transcriben la imagen de la Naturaleza en el semblante de Venus.
¿Qué nos dice Gustavo sobre la Belleza?
El cristal se mezcla con los muros negros de la melancolía meditada, desde las alas bañadas con ceniza y humo Venus se vincula al jardín del Averno.
Al descuidar su fuerza natural, sobre los pies de Begoña emergen lujuriantes higueras protegidas por dos ciervos.
La imperfecta mariposa y la libélula acristalada cubren con pétalos al oso que, desde la mirada creativa, muestra las telas cruzadas de seda y damasco.
¡Nido oscuro de las tinieblas embalsamadas por las flores de Leda! ¡Nido oscuro que aporta los sonidos del terrible paraíso críptico!
Cerrada y abierta la ventana-espejo, llega el goteo de la gelatina del marco dorado entre lazos, se trazan formas rococós que derivan en fluctuaciones inmersivas que delimitan la celda de la larva, agujero de cristal que adopta las verticales y horizontales de las aguas de Leda.
La cárcel de las mariposas está al otro lado del espejo, al llegar al bosque blanco de Begoña se transforman en flor ultramundana. Las lágrimas asalmonadas interpelan los ojos-ventana de Venus.
¡Reina alada, prisionera del Amor!
Venus vive en la montaña con la maga Mari, con sus semillas, ambas, facilitan la salida de la crisálida azulada, en retirada, exploran el ollín de la luna dorada por la orla del espejo de Venus.
La polilla horrible, voraz, amenza el bosque blanco.
La mariposa de la muerte no encuentra refugio en la rosa negra, inseparable del vuelo del vuelo de la libélula, en conflicto, se refugia en la diminuta cabaña neogótica del invernadero de Ruiz de Ocenda.
Las hadas cubren al Amante del Crepúsculo.
Llega la mariposa rosa.
La esfinge se olvida del vuelo de la imaginación en sana imprecisión.
La Bella(Libélula) y la Bestia(El oso) generan las figuras de un galante caballero, las luces siniestras llegan a los muros para dar forma a las tinieblas, el espejo alerta de la clave alegórica de la alquimia de la fuente de plata de la floristería.
Fuego interior y experior entre los espejos de las diosas que, interiorizados, trazan la biaxiliadad de la escena amorosa.
El rostro de Begoña evita el espectro, ensimismada, se eleva para flotar sobre las aguas maravillosas que canalizan la visión reveladora de la contemplación solitaria del desamor.
Venus mira el laberinto de petálos en espiral, desde el túnel de espejos se bebe el manjar de los sentidos alegorizado en un poema visual.