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60: la cifra de la supervivencia
El anuncio de ACOR de aumentar el ingreso mínimo garantizado a 60 euros por tonelada de remolacha anima a los socios a mantenerse en un cultivo "estable"
Dos dígitos, seis decenas. 60 es la cifra de ACOR en este 2022. Y es que no solo son los años que la cooperativa cumple y celebra durante estos meses, tras avatares temporales de todo tipo que hacen valorar más la supervivencia del proyecto, sino que también es el número que dicta la permanencia de los agricultores en su principal cultivo, la remolacha: si la cooperativa no hubiese subido hasta 60 euros por tonelada el ingreso mínimo garantizado a sus socios productores, el mantenimiento de esta planta en Castilla y León habría caído en riesgo de desaparición.
Esa es la sensación que se palpa tras hablar con alguno de los cerca de 200 agricultores que acudieron esta mañana, ya antes de que las manecillas marcasen el diez y el seis (solo hace falta multiplicar) con el que se daba inicio a la jornada de campo organizada por ACOR en Magazos para dar a conocer a socios y no socios el trabajo que se realiza en los campos de ensayo ubicados en este municipio abulense.
No son los únicos, como explicó en declaraciones recogidas por Ical el presidente de la cooperativa, Jesús Posadas, pero sí son representativos de las prueba realizadas con semillas y fitosanitarios para averiguar qué variantes funcionan mejor, cuáles resisten más o son más tolerantes a la rizomanía o al herbicida conviso, y que también muestran el camino de la productividad como forma de combatir, entre otras muchas, a los precios que ahogan a un sector que depende del riego y al que en esta última campaña se le ha reducido el agua y se le ha cobrado hasta seis veces más en su factura energética.
¿Cómo es posible sobrevivir? ¿Hay futuro para la remolacha? ACOR lo defiende con una subida del 43 por ciento desde el ingreso mínimo acordado por el Consejo Rector hace apenas un año hasta los 60 euros por tonelada que pagará a partir de octubre cuando comience el arranque de las plantas. Y los agricultores responden: "Esta subida nos hace sembrar tras un año que ha supuesto un palo tremendo por el precio del regadío", señala ante Ical José Manuel Tola Corrales, remolachero de la localidad zamorana de Fuentesaúco.
"Sino, todo el mundo iba a salir corriendo, porque no podíamos regar", confiesa a continuación, reconociendo que la decisión de ACOR "cambia la tendencia" y permitirá que las hectáreas de este cultivo en Castilla y León "se mantengan" porque, al final, "es un cultivo muy estable y te asegura unos ingresos fijos".
También opina de igual manera Juan Carlos Bartolomé, productor de remolacha, colza, cereal y girasol en las localidades de San Pablo de la Moraleja y Ataquines, en la provincia de Valladolid, que asegura que el nuevo precio fijado por ACOR se ha acogido "de buen grado" porque supone "oxígeno" tras un verano "duro por varias circunstancias: el exceso de calor, que nos ha obligado a aportar más riego a los cultivos, y el coste de la energía, que es muy alto".
Y es que, como confiesa Bartolomé, "estábamos viendo que las cuentas no nos iban a salir" con el anterior precio fijado, de 45,8 euros, y que ahora se complementa con una ayuda de 9,2 euros por tonelada para compensar la subida de la energía y los fitosanitarios y con otros cinco euros de prima para aquellos agricultores que mantengan la superficie sembrada esta campaña para la próxima.
"No podemos quedarnos parados aunque estemos preocupados", explica este agricultor vallisoletano, que también agradece a la Junta "que se implique en el cultivo" con unas ayudas que, aunque "insuficientes", también suponen "un pequeño respiro para los que regamos con sondeos porque sino, no podríamos continuar, el cultivo quedaría abocado a desaparecer y sería una pena porque la remolacha es un sector muy profesional". Por ello, pide a las autoridades nacionales y europeas que "dejen de demonizar" a la agricultura porque son "el sector que está produciendo alimentos para la población" y el que se preocupa por el medio ambiente porque "vivimos de él".
De hecho, hoy los campos verdes del cultivo de la remolacha son los que rodean los cerca de dos decenas de expositores que las diferentes casas comerciales de semillas y fitosanitarios que participan en una jornada que ACOR plantea como una forma de "hacer familia", incluyendo exhibiciones con drones y una barbacoa a la que están invitados todos los visitantes, a través del conocimiento y el refuerzo de los lazos comunitarios para reivindicar la remolacha como un cultivo "rentable y de futuro".