Vacaciones y crisis
Quien más quién menos, está ya pensando en las vacaciones y a punto de empezarlas. Después de dos veranos muy complejos, las tenemos todos muy merecidas, pero los nubarrones sobre la economía auguran que pueden ser las últimas que tengamos 'en paz' si la crisis que parece cernirse sobre nosotros se confirma.
De momento, ya sabemos que estas vacaciones van a ser las más caras que recordamos. Nos las ingeniaremos para desconectar, aunque sean menos días, con menos gasto y a destinos menos exigentes con el bolsillo. Nos hace falta y le hace falta a nuesta economía en Castilla y León, tan dependiente del turismo y que compite estos meses de canícula con patrimonio, gastronomía y naturaleza contra el sol y playa. Le vamos ganando terreno, veremos cómo nos va este verano, pero el que salga ya sabe que costará caro.
El último 'susto' lo ha dado el Euríbor, disparado este mes de junio, que encarecerá las hipotecas de los que revisen ahora su cuota. Se suma al precio de los carburantes, absolutamente disparatado; a los esfuerzos estos meses para pagar la luz o la cesta de la compra; al gas y el butano; y al coste de hoteles y restauración, que también han subido precios. En total, una factura muy cara y deberes para gobernantes e instituciones, pero inmediatos: puede que a la vuelta del verano sea tarde.
Los gobiernos han ido moviendo ficha en las últimas semanas, pero puede que no sea suficiente. El Estado ha renovado la bonificación de los carburantes y las medidas anticrisis, pero ha sumado una de gran calado: una apuesta total por el transporte colectivo. Antes ya lo hizo la Junta, que incluyó una rebaja del bus metropolitano en su paquete. Bien está, pero durante el verano habrá que estar alerta por si el tratamiento no funciona y el enfermo empeora. No vale con cerrar la persiana y volver en septiembre. Si lo hacemos, puede que las vacaciones sean carísimas y nos traigan una crisis galopante para empezar el curso.