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Así operaban los lobos de Wall Street: inversiones falsas y guiones aprendidos para hablar como brokers

Parece una secuela de la famosa película, pero era el modus operandi de una organización criminal acusada de defraudar 52 millones de euros

Así operaban los lobos de Wall Street: inversiones falsas y guiones aprendidos para hablar como brokers
Broker (Freepik)
Marcel Guinot
Lectura estimada: 4 min.

Ofrecían a sus víctimas productos financieros de alto riesgo haciéndolos pasar por valores seguros y se aprendían un guion para hablar como profesionales del mundo financiero. Parece una secuela de 'El Lobo de Wall Street' pero era el modus operandi de una organización criminal acusada de defraudar 52 millones de euros que acaba de ser desarticulada.

Se trata del último gran 'chiringuito financiero' desmantelado en España, en una operación conjunta de la Policía Nacional y la Agencia Tributaria que se ha saldado con la detención de 33 personas y la localización de 29 víctimas que habrían sufrido un perjuicio económico de más de dos millones de euros, según ha informado Óscar Lago, inspector del Grupo 9 de Estafas de la Policía Judicial de Madrid.

En noviembre, los agentes procedieron al registro en cinco viviendas y siete oficinas de Madrid, Rivas y San Sebastián de los Reyes, donde se intervinieron 200.000 euros en efectivo, cuatro vehículos, más de 40 móviles, 12 relojes de alta gama, material informático, y 21 obras de arte -entre ellas, un cuadro de Joan Miró- y facsímiles valorados en 200.000 euros-.

Hundían las inversiones de sus víctimas para quedarse con sus ahorros

El entramado, formado por más de 100 personas supuestamente dedicadas al asesoramiento financiero, utilizaba oficinas o domicilios como centros de llamadas desde los que engatusaba a las víctimas -generalmente particulares con pocos ahorros, neófitos en el mundo de las inversiones financieras- para invertir en productos que, aseguraban, tenían rentabilidades altas -de hasta el 30 %- y generaban poco riesgo.

"La finalidad de las llamadas era captar a los clientes para que invirtieran, para sacar información de estas personas y saber dónde podían ser vulnerable para que enviaran sus ahorros. Una vez conseguida la primera inversión, los miembros de la organización entregaban la información a otros jóvenes de los centros de llamadas para llevar a cabo las operaciones de inversión", ha contado el jefe de la investigación.

Sin embargo, cuando la víctima quería retirar el dinero de la inversión, los propios captadores se encargaban de hundir la operación y quedarse con el dinero, que era repartido al 50% entre el jefe de la organización y otros 'brokers' en el extranjero que trabajaban con ellos para dar legitimidad a la empresa que cometía el fraude.

Era entonces cuando las cosas "empezaban a ir mal", la operación "dejaba de ser segura" y, de la noche a la mañana, la cuenta entraba en pérdidas por la acción de los propios captadores, según ha explicado a EFE Andreas Durán, jefe del área de Madrid de Vigilancia Aduanera.

Cuando los estafados intentaban contactar con los 'brokers', éstos alegaban estar enfermos o encontrarse en un viaje de negocios. Finalmente hablaban con las víctimas para impedir que denunciaran y, al mismo tiempo, hacerles creer que las pérdidas eran por su culpa o por cuestiones del mercado.

De esta forma, los detenidos incumplían las normas de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que prohíbe la realización de llamadas para ofrecer ese tipo de productos financieros.

El inspector ha detallado que algunos de los jóvenes encargados de manipular a las víctimas ganaban hasta 100.000 euros en la trama, en la que los estafados perdieron de 5.000 a 50.000 euros.

Vinilos de Wall Street y ajetreo ficticio para simular un centro bursátil

Claramente influenciados por 'El Lobo de Wall Street', la película de Martin Scorsese que narra la historia de Jordan Belfort, el vitriólico 'broker' sin escrúpulos que termina en la cárcel por fraude bursátil, la organización decoraba las casas y centros de llamadas con grandes vinilos con símbolos y dibujos del distrito financiero de Nueva York.

Para darle credibilidad a la estafa, los miembros del entramado simulaban una situación de ajetreo en una oficina bursátil, con el ruido de conversaciones abigarradas y teléfonos móviles sonando para que la víctima creyera que trataba con profesionales del mundo financiero, según han contado a EFE fuentes policiales.

Sin embargo, el homenaje a Belfort no residía en las grandes sumas de dinero ni los relojes o cuadros que adquirieron con la estafa, sino en los guiones que los captadores se aprendían de memoria para aparentar elocuencia, seguridad y conocimiento en la materia.

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El blanqueo del dinero estafado se realizaba a través de préstamos a otras personas para la compra de viviendas o locales, un sistema que permitió dar apariencia legal a cuatro millones de euros y por el que los agentes se han incautado de 21 inmuebles.