Las Camelias de las Ninfas

Por Eduardo Blázquez Mateos-URJC

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Las Camelias de las Ninfas
O.R.R
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Lectura estimada: 3 min.

Querida Begoña:

Mientras viajo por la Toscana, en la Luccania, recuerdo tu pasión por las camelias silvestres de tus bosques invisibles, aromas que rodean el palacio-castillo de Arteaga, mansión ajardinada por Julieta y Romeo en la poesía experimental de tu amado amigo Errikarta.

Estoy en CAMIGLIANO, en los jardines de Camelias que cautivaron a Le Nôtre, aunque, en realidad, yo estudio la etapa renacentista de los Buonvisi que, desde 1561, crearon sus Hespérides. Admiro las escalinatas, me adentro en la mansión para quedar deslumbrado por la linterna clásica que dialoga con las hornacinas. Ante dos arcos superpuestos, rememoro los nichos del Sueño de Polifilo, vivificados en los peregrinajes de Alberti, Bramante y Palladio.

¡La luminosidad llega desde las nubes inmortalizadas en las fuentes y en los temas acuáticos!

Dentro del Hortus Conclusus, se advierten los ideales italianos del Renacimiento en pabellones, estatuas, cortiles y terrazas que llevan al Ninfeo, himno al sueño de Polia y Polifilo.

Al bajar por las terrazas escalonadas, comulgo con L.B. Alberti para descubrir el musgo en las GRUTAS MARINAS, escenarios vivificados contigo, ambos, de la mano de Erri, vivimos los abismos inmortalizados en Gorbea.

La galería de Antiguos rememora el pórtico acuático de Villa Adriano que, en este jardín de Camelias, impone la iconografía de la Fertilidad que, representada en la Sirena Bífida, se relaciona con el Bosco de Bomarzo. La sirena bífida es un emblema de los Colonna y se relaciona con Adriano.

Querida Begoña. ¿Los pasillos de tus bosques te permiten ver a tus héroes? ¿Estás recuperada de tu fragmentada ruptura?

Bajo la subversión, leo tu carta ingeniosa para abordar bien los conflictos memorables, palabras tuyas que tejo a tus elegantes gestos.

Al estar tan gratificado por tu amistad, celebro tu poder como diosa Flora y como heroína medieval inscrita en un Romance del Bosque sagrado de Oma. Desde las cámaras secretas del invisible jardín de Camelias, escucho los ruidos sobrecogedores ante tu belleza velada por el alegórico velo negro.

¡Sublimidad de una heroína byrónica!

¡Lo sobrenatural ilumina lo real!

La ficción amplia la realidad para recuperar las luces de la incertidumbre, oscuridad poetizada por tu sempiterna Verdad, alegoría cubierta de pétalos para rememorar a Flora.

Te encuentras con dos guerreros de la Paz, Errikarta y Gustavo, que escoltan la fantasmal visión del castillo de Arteaga; visiones espectrales de un edifico en ruinas, imagen terrorífica, preludio de faunos que, con preliminar asombro y consternación, reducen el efecto de terror, se disipa el color del fuego, se revela el secreto.

Begoña MS, te observo desde tu poderosa imaginación visual.

¡Qué deliciosas pinceladas paisajísticas, siempre con trazo amplio y profundo!

¡Seductor grafismo, panteísmo de fantasía!

¡Entro en la Caverna de los Vientos! En el pabellón de Flora, se distancian los aromas para dar fortaleza al sueño de Eolo que, entre cuevas, revela la iconografía de los Vientos, soplos vitales entre los elementos, a la manera de un aliento espiritual, del phema de los griegos.

Las oquedades de las bóvedas iluminan los espejos de las grutas para representar el Rayo de Sol ovidiano. Entre las guirnaldas de flores, la iconología del Soplo (alegoría) se expande y se enriquece con la representación de Eolo y Céfiro, dicotomía amena de la dual Arcadia.

¿Cómo vivir entre Céfiro y Eolo?

Ante el triunfo de Flora, se determinan los paralelismos entre vosotras.

¡Amada Flora-Begoña! ¡Entre el aire de Eolo, entre fieles del Amor, las camelias potencian el Amor del Viento de las Cavernas!

Las cortinas de agua y los surtidores preparan para el encuentro con la galería subterránea, allí, se inmortalizan los chorros purificadores que se entrelazan con las aguas de tus pilas bautismales.

Inmerso en la oscuridad de la escena, recorro con los dedos la rocalla de la gruta, de las sombras emergen animales como los de Villa Castello.

Purificado.

¡Estoy purificado con las flores de las Ninfas, entre rocas!

Los temas ovidianos se imponen en el jardín: la iconología del Sol y del Agua se perpetúan.

¡Cielo azul que limpia mi mirada con las camelias coloreadas desde mi recodo maternal!

Mi semblante está bañado de lágrimas cubiertas con pétalos de camelias.

Me cubro de camelias, tempestuosa belleza procedente de las camelias de mis dos Ninfas.

Entre dos poéticas, se reproducen las camelias que me llevan a mi jardín maternal, mi jardín secreto.

3 Comentarios

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usuario anonimo 4/10/2023 - 9:56:47 PM
Begoña Moares. Begoña Moares. Bello, bellisimo. Como siempre, me adentro en esos jardines y los recorro con deleite. Absorbo todas y cada una de tus palabras y me siento bendecida por ello. Camelias......no hay melancolía sin ellas Y tampoco existe belleza delicada igual Gracias eternas. A sus pies, Maestro. Mi admiración a vosotros siempre. Liuva y Erri
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errikarta errikarta rodríguez 4/10/2023 - 8:55:08 PM
Excelente texto, excelente homenaje a Begoña que debe de encontrarse en un mar de nubes donde todo es un jardín de bellas flores como ella. Excelente hermano mío.
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liuba gonzález cid 4/10/2023 - 8:07:55 PM
Qué hermoso homenaje a Begoña desde el amanecer apolíneo que dibuja la muralla de Ávila en el horizonte, tantas veces recreada, vestida de laureles. Toda poesía es un exceso de amor que atraviesa un arco infinito de melancolía. Tu texto es una ópera prima cargada de pudor y belleza, la huella de un tempo solemne, o de un larghetto frágil..., en cualquier caso, una sed de azules en el teatro de los símbolos y las Naumaquias.
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