Psicólogos piden a las instituciones que "concedan el valor que tiene la salud mental en el desarrollo de los menores"

El Colegio Oficial de Psicología de Baleares (Copib) ha llamado este lunes a proteger la salud mental infantil y juvenil como estrategia prioritaria para "garantizar una buena salud emocional de las personas durante toda la vida", en el marco del Día Mundial de la Salud Mental.

En una nota de prensa, el Copib ha apelado tanto a la ciudadanía como a las instituciones para que "concedan el valor que tiene a la salud mental en el desarrollo de los menores, rompiendo estigmas y favoreciendo una mejor comprensión de la salud mental".

Entre sus propuestas se encuentra la mejora de la inversión en prevención y tratamientos que cuiden en positivo la salud mental desde la infancia, y el desarrollo de programas que impulsen factores de protección a nivel global para disminuir el impacto de trastornos mentales en las edades más tempranas.

"Hay que abordar la problemática desde un enfoque biopsicosocial, incida en los factores de estrés de mayor riesgo para el desarrollo de trastornos mentales, como los factores genéticos unidos a las experiencias vitales negativas (por ejemplo, de abuso o violencia), la falta de apoyo familiar y social o un entorno asociado a pobreza y discriminación, entre otros", ha detallado.

Por ello, el Copib ha urgido a centrar los esfuerzos en la prevención, en el diagnóstico precoz, en favorecer el acceso a una atención especializada de calidad a los niños con problemas de salud mental preexistentes y en priorizar el tratamiento psicológico y frente la medicalización.

"Una salud precaria durante la infancia y la adolescencia aumenta las posibilidades de desarrollar problemas psicológicos a corto y largo plazo con costes personales y económicos para la sociedad", ha advertido la entidad.

PROBLEMAS QUE ENCARAN JÓVENES Y NIÑOS

El Copib ha indicado que los problemas más graves relacionados con la salud mental en estas edades son los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), la depresión, la ansiedad, las autolesiones, las ideaciones y tentativas de suicidio, entre otras.

En este sentido, el estrés generado por la incertidumbre de la pandemia y la crisis económica asociada, también ha afectado a la población infantil y juvenil, aumentando sus niveles de ansiedad, miedo y preocupación ante el futuro.

"En las Islas estos efectos se vieron reflejados en indicadores de pobreza, de maltrato y de salud mental, con un aumento de ingresos relacionados con la conducta autolítica y TCA", ha recordado la entidad.

En concreto, el Colegio ha recordado que casi la mitad de los trastornos mentales se desarrollan antes de los 18 años de edad y que se estima que en 2017 uno de cada 100 niños tenía un problema de salud mental en España.

INFORME SOBRE SALUD MENTAL DE UNICEF

En paralelo a la campaña 'Dale like a la salud mental. Por el derecho a crecer en bienestar', de la Confederación Salud Mental España, el Copib ha recordado que Unicef alertó en un informe que la salud mental de niños y jóvenes está "muy dañada" tras la Covid y que ya estaba afectada antes.

En este documento, se advirtió de que un diez y un 20 por ciento de niños tiene un problema relacionado con la salud mental; que el suicidio es la segunda causa de muerte entre los jóvenes de entre 15 y 19 años; y que uno de cada cinco jóvenes de entre 15 y 24 años a menudo se siente deprimido o tiene poco interés en hacer las cosas.

Otro de los resultados del estudio apunta a que uno de cada siete niños se ha visto afectado negativamente por la situación de confinamiento, lo que deriva en problemas en su educación.

En este sentido, Unicef estimó que coste personal de estos problemas en términos de discapacidad, problemas de salud, progreso educativo y personal y pérdida de vida laboral es "incalculable", y en términos económicos se calcula en más de 390 mil millones de dólares.

A colación de esta investigación, el Copib ha remarcado la necesidad de desarrollar estrategias de prevención primaria para informar y formar a los padres, y así mejorar el bienestar psicológico y el desarrollo cognitivo de niños y adolescentes, los canales para la detección precoz de los trastornos y los recursos asistenciales.