En la presentación en Ávila de su libro 'Memorias intencionadamente incompletas de un político de provincias'
MUJER DESNUDA LEYENDO (Museo de Bellas Artes de Bilbao)
EDUARDO BLÁZQUEZ
Mujer desnuda leyendo(1920), de Robert Delaunay, es un óleo sobre lienzo donado al Museo BAB por Javier de Bengoechea y Niebla en 1979; es una obra maestra realizada con la pasión de los colores solares, tonalidades puras abiertas al espejo de las aguas de la diosa Diana.
Nos adentramos en el lienzo para descubrir el enigma del desnudo solar.
Una mujer sentada en una silla(que queremos identificar con Virginia Woolf), incorpora lo cotidiano a la genialidad elevada para alumbrar las perlas de la cabellera solar.
El espejo refleja una visión intangible dentro de una pieza abstracta que, realizada desde la iconografía y la emblemática, actualiza la clave iconológica de las diosas de los bosques involucrados en el mar de flores de Virginia.
Desde el libro-cofre, eje de la dama lectora ensimismada, entre anillos/ruedas de la Fortuna, se elaboran los discos geométricos en desconstrucción arquitectónica; se renueva el mosaico tradicional para crear una impronta en el trabajo visual de los dinámicos círculos; entre rítmos, se establece un plano sobre los colores brillantes, para relacionar el SOL y la LUNA desde el contexto antropológico de la vanguardía.
La Dama (Diana), está sabiamente inclinada (alegoría del Sueño y la Melancolía, antesala de La Edad de Oro de Buñuel); en escorzo metafísico, nos descubre parte de un mantel para sostener el coloquio de los colores puros que, partiendo del Fauvismo, transferirá al Jinete Azul, en la forma de un manifiesto visual, la galería de luminosidad iniciada por Sorte, un ideal que se marcará en la obra de Marc.
¡Dar la espalda al paisaje interior!
Interponer distancias entre uno mismo, lleva a una reflexión magistral de Aby Warburg sobre los desnudos en las obras de Giorgione y Manet(eje de la transformación para Bataille); el anhelo de belleza, que entrelaza el humanismo pagano con la vanguardia, convirtió a Manet en el umbral de dos mundos. La obra de la dama lectora, pertenece a la concepción warburguiana de la supervivencia de las imágenes y se vincula a la durée de Bergson.
¡La Ninfa (Diosa) puede girarse como una escultura futurista de Umberto Boccioni!
El color y su dinamismo unifican a Diana con Calisto, fábula redonda en Tiziano y Rubens; al concatenar las coloraciones desde la luz en movimiento, la maquinaria gira sobre el ideal de progreso del montaje de atracciones, nos deslumbra desde el cuerpo sensual fragmentado en su unidad.
Este universo de combinaciones, me lleva al encuentro con Clarissa-Virginia, me transporta a las odiseas que escribimos Errikarta y yo.
Ante el espejo, la dama guarda en su interior el poema sobre la luna solar, redonda y azulada, como una dorada estrella, nos prepara ante el texto vivido, busca la belleza irreconocible en la estrofa desflorada.
Leyendo (durmiendo), la diosa-ninfa cruza el espejo para describirse en la pureza irreal del manto de belleza(la cabellera), las curvas y los arabescos ornan el vacio absoluto.
¡Todo cambia con velocidad, lágrimas en espiral!
Las formas del desnudo, ondulantes, con rítmos, rememoran los ideales de belleza de Rubens. La obra del Museo de BAB remite a la obra Diana y Calixto (pintura de 1671, Museo del Prado); lo figurativo y lo abstracto se abordan dentro de un museo inmerso en otro. Las visitas al Museo del Prado permitirán revolucionar la mirada y las visiones del arte de pintar desde la lectura de las mujeres.
¡Las Damas saben leer los manuscritos pintados en la vida, en los bosques, entre faros infinitos!
Las influencias de Gauguin y Cèzanne advierten de las nuevas miradas sobre los libros retratados en bodegones. Al ser seguidor de Seurat, el autor descubre el Fauvismo que, al unirlo con sus estudios del Cubismo, convierte el Cromatismo en conocimiento diversificado en las miradas esenciales de los puntos de vista transformadores.
Los transgresores principios del Cubismo sintético, Delaunay los intercaló con cercanía al universo de Kandinsky, logró la exaltación dinámica del color para cristalizar el ensimismamiento de la habitación propia de Virginia.
El pintor dará forma al Orfismo, bautizado así por Apollinaire para exaltar a Orfeo, mito que une la música con la poesía; al tiempo, desde la revelación lumínica del color, su amada Sonia Delaunay dará forma al Simultaneismo.
¡Robert se viste de Orfeo, Sonia se convierte en Eurídice! Ambos se desplazan al aposento de las diosas lunares de los bosques míticos.
Cuerpo y alma entre formas geométricas con apasionados colores, Orphism elaborado desde las Artes Decorativas, base determinante para abrazar el ideario del grupo Pont-Aven.
El disco solar de Delaunay impactó en la cultura vasca.
¡Disco solar de la flor apolínea que, con luz espectral, impregna de pigmentos las moradas de Bilbao!
¡Vibrantes luces solares que alteran las almas femeninas integradas en la Naturaleza!
Delaunay, teórico con gran intuición para fragmentar y tejer al tiempo(el Tiempo), define un arte visual que afecta a la percepción del ojo, para educar la mirada desde las coloraciones puras; al ocular con dimensión aleatoria, el vigor de las pinceladas, animadas por veladuras ordenadas, proporciona singularidad a los objetos firmes en su solidez fluida; en el inacabado, non-finito armado por el color ausente, el artista permite integrar espacios plateados, recodos ahora reconocidos en los bosques de Begoña(Oma) y de Errikarta (Gorbea), se trata de insondables jardines expresados en el tocador-biblioteca iluminado por la escenoplástica del ballet de Cleopatra de Diaghilev.
Al leer el lienzo, se recuperan las concepciones de Virginia Woolf, el análisis de Al faro aporta visiones vivificantes ante el pincel, se encumbra a las artistas creadoras en su genialidad emparentadas con el sufragismo vivificador.
¡Somos libres, al ser mujeres!
La cabellera-nube tiene una gran relevancia, que queda atrapada en las olas doradas de las damas idealizadas en el Renacimiento Véneto; se permite definir las olas reguladas del alargado cabello, convertido en mar hilado por su comunión con la luz de los girasoles-estrella de Van Gogh.
La soledad redonda se convierte en misterio aéreo.
Los círculos agitan los pensamientos de la lectora, la cabellera peinada con precisión experimental, alimenta el universo femenino de Marc en los paraísos de los artistas del Jinete Azul.
La dama se refugia en su intimidad, alimenta a Orlando e, irrevocablemente, define la eterna soledad de la lectora que, en su crecimiento, se nutre con las facetas blancas de la luz procedente del texto, objeto salvador para las mujeres aisladas.
¡En soledad, camina ante el libro-espejo para pintar el velo amarillo que desplaza, desde la intensidad del espejo fragmentado, el poder sublime del éxtasis, atrapado ya en los discos de la escena del lienzo revelado en el bosque sagrado!