circle
24h
Una voz

Una voz

Por Javier Lopez Rodríguez

024


La palabra adolescencia proviene del latín adolescentia y viene a decir algo así como 'hacia' o 'en dirección' a 'crecer'. Hubo gente hace muchos años que consideraba esta etapa vital como una enfermedad. Lo que sí es, sin duda, es un periodo de cambio y de crisis que todos nos vemos obligados a atravesar.

Cada vez accedemos a la información con más facilidad y rapidez (que no certeza) y, aunque las redes son caldo de cultivo donde se cuece mucha grasa, no significa que, a veces, esa grasa no nos siente bien para tener un poco de energía y pensamiento. O al menos, curiosidad y ganas de aprender. En relación a esto, creo que nunca antes tanta hormona revolucionada había estado así de concienciada con la salud mental y la importancia de pedir ayuda cuando se necesita.

Sin embargo, todavía hay cosas que no funcionan. En España, en los últimos años, ha habido un alarmante aumento de casos de suicidio en menores de veintinueve años. En 2022, trescientos cincuenta y tres jóvenes decidieron terminar con su vida. Doce de ellos, eran menores de quince años.   

Lo peor es que aún hay gente que cree que es mejor no mencionar el tema, como si fuera algo contagioso. Y se ha demostrado que hablar del suicidio es también prevenirlo. Los medios de comunicación tienen que empezar a poner ciertos temas sobre la mesa y para aquellos contenidos enfocados a un target más juvenil, debería ser uno de los más prioritarios.

Es la segunda causa de muerte no natural en España, cuatriplicando la de los accidentes de tráfico. Si la DGT hace campañas de concienciación al volante, no sé cuánto estamos tardando en ver algo similar para este tipo de casos, ofreciendo recursos de apoyo y atención profesional.

Y precisamente, al estar contaminados por esa chispa de compromiso respecto a la salud mental, los más jóvenes pueden entender mejor todas las capas que rodean a la palabra ‘suicidio’. Las preguntas que ellos mismos se plantean en torno a este tema dibujan algo de esperanza. Quieren saber qué hacer cuando un compañero o compañera esté pasando por una situación así, es decir, quieren salvar vidas.

Cada generación convive con su tiempo de la manera que mejor lo sabe hacer o, dicho de otro modo, de la forma en que han podido ser educados. Vivir con el móvil de la mano ya es una realidad. Allí acuden a encontrar todo aquello que se les escapa de las manos (como cualquier otro grupo poblacional), pero siguen y seguimos sin tener las herramientas para hablar de salud mental sin tapujos.

Ojalá no tardemos mucho en encontrarlas porque el tiempo pasa y arrastra un suicidio cada dos horas en nuestro país.