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Seamos sinceros: en la era de Internet, el anonimato no existe. Por mucho que nos empeñemos en pasar desapercibidos, siempre quedará un poso personal allá donde hemos navegado previamente. ¿Te has googleado alguna vez? Haz la prueba ahora mismo: escribe en el buscador tu nombre (siempre entre comillas, para que sea más preciso) y te sorprenderás de todo lo que aparece sobre ti. Si te has registrado en una página de búsqueda de empleo, si has puesto en marcha una nueva empresa, si has participado en foros públicos,… Por eso, es importante cuidar esa imagen que proyectas en Internet, tanto si estás buscando trabajo, como si simplemente pretendes tener un cierto reconocimiento profesional. Es lo que se llama marca personal (o personal branding).
¿Pero qué es exactamente la marca personal? Jeff Bezzos, fundador de Amazon, lo resume a la perfección: “la marca personal es lo que otros dicen de ti cuando no estás”. Se trata de la sensación general de la impresión que damos ante el resto de la gente, la reputación que tenemos en nuestro entorno más cercano. Es la huella que dejamos en la mente de los demás, aquellos elementos de nuestro perfil profesional que nos diferencian del resto. El mensaje es muy claro: yo tengo algo que ofrecer y tú (público objetivo) tienes una necesidad, por lo que podemos realizar un intercambio, pero antes debes conocerme y confiar en mí.
Más allá de lo que pueda parecer a simple vista, nada se deja a la improvisación, pues hablamos de una gestión programada y completamente consciente de todas esas percepciones y expectativas que queremos generar en otros. Quien se esmera en cuidar su marca personal tiene más que pensadas cada una de sus publicaciones en redes sociales, obedeciendo a una estrategia concreta y a unos fines marcados.
El concepto no es nuevo. Surgió en Estados Unidos hace algo más de una década. Sin embargo, con la explosión de las redes sociales es cuando ha cobrado un verdadero protagonismo. Hace años, en la época de los tradicionales mass media, sólo los famosos disfrutaban de una marca personal propia, con sus apariciones en televisión o en prensa. Pero ahora, con la comunicación 2.0, cualquiera puede construir su marca personal simplemente cuidando minuciosamente su aparición en redes sociales. Internet pone a nuestro alcance la opción de crear nuestro propio sello personal.
Si estás buscando trabajo, tu marca personal viene a sustituir al clásico curriculum en papel. Lo primero que hará una empresa que quiere contratar a alguien es verificar la presencia de ese alguien en la red: qué hace, por qué foros se mueve, qué ha publicado, qué fotos ha compartido. Por eso, debes cuidar al máximo todo aquello que publicas, enfocando tus mensajes a aquello que quieres transmitir a tus posibles nuevos jefes, diferenciándote del resto de candidatos y ofreciendo un valor que solo tú puedas aportar en su sector.
Si por el contrario ya tienes empleo, la marca personal te servirá para crecer profesionalmente, ser un referente dentro de tu ámbito laboral, creando una imagen positiva de ti en las personas. Al fin y al cabo, se trata de mejorar nuestra reputación on line, para que cuando alguien esté buscando un servicio concreto pueda elegirnos a nosotros por encima del resto.
¿Y cómo podemos conseguir una buena marca personal? Lo primero es dedicación. Igual que nos preparamos cada mañana ante el espejo para tener una buena presencia física, es necesario que diariamente dediquemos un tiempo para cuidar nuestra presencia on line. Con unos veinte minutos diarios es suficiente. Pero antes de nada, piensa: ¿quién eres realmente y qué puedes ofrecer distinto al resto, qué quieres comunicar? Partiendo de tu respuesta, podrás centrar tu mensaje, elegir las redes apropiadas y comenzar a hacerte visible en la red. Debes analizarte y descubrir cuáles son tus pasiones, qué se te da bien y qué te gusta. Es fundamental que tu marca personal esté muy ligada a tus fortalezas y a las oportunidades que encuentras en el entorno para desarrollarlas.
Ojo, no se trata de vender humo, de mentir sobre nuestras capacidades, pues al final se acaba descubriendo la farsa; lo que realmente funciona es mostrar lo mejor de nosotros mismos y ser auténticos, ya que aumentará nuestra credibilidad, que a fin de cuentas es lo que perseguimos.
Partiendo de esta base, define tu estrategia: en qué redes quieres o necesitas estar y por qué. Y ten claro que una vez que abras un perfil es para cuidarlo y mantenerlo: quien no publica, muere (figuradamente, claro). Ahora, toca mucha constancia y esfuerzo. Utiliza el mismo nombre en cada perfil de las distintas redes sociales, la misma imagen, los mismos colores: es la estrategia del manual de identidad corporativa de las empresas, aplicada a las personas. Céntrate en los temas que domines y publica o comenta sobre ellos. Comparte, opina, sé activo y visible. Monitoriza las menciones que hagan referencia a ti y contesta a cada una de ellas (salvo que entren en descalificaciones personales, ya que en este caso es mejor ignorarlas). Emite contenidos de valor, que interesen a tu público potencial. Y, sobre todo, no te aísles: interésate por los demás, por tu comunidad.
En definitiva, plantéate tu marca personal como un reto, como si estuvieras haciendo un puzzle gigante, en el que debes encajar todas las piezas de la mejor manera posible para que la imagen final de ese puzzle sea la que mejor hable de ti. ¿Te animas?