Sentido reconocimiento y aplauso a todos los que trabajan por aliviar la situación en el levante español
En Líbano, en Afganistán, en Irak, en Mali, en Centroamérica, en Bosnia Herzegovina, en Kosovo, en Indonesia y también en la Antártida... excepto en Oceanía, presentes en todos los continentes. A casi cada rincón del mundo han viajado los militares del Regimiento de Ingenieros de Salamanca, la unidad, conocida como REI 11 perteneciente orgánicamente al Mando de Ingenieros (MING). Hablamos de la unidad que más misiones en el exterior ha realizado de toda España en la época moderna, desde el primer viaje a la antigua Yugoslavia.
Ubicada en Salamanca en el Acuartelamiento General Arroquia desde el año 1965, esta unidad, perteneciente al Mando de Ingenieros y heredera de una larga tradición militar que se remonta al 17 de mayo de 1844, guarda el legado del Regimiento Real de Zapadores Minadores, trabajando tanto en España como, y nos vamos a centrar en este aspecto, en todos aquellos lugares donde nuestras Fuerzas Armadas desarrollan misiones en el exterior.
Esa vocación expedicionaria iniciada en el año 1849 se continúa manteniendo en la actualidad, habiendo desplegado unidades de este Regimiento en prácticamente todas las misiones internacionales en las que ha participado y participa España.
La Unidad se organiza en dos Batallones, el de Caminos I/11, unidad orgánica generadora de los núcleos operativos de ingenieros especializados en construcción horizontal, y el Batallón de Castrametación II/11, especializados en construcción vertical, tanto en la ejecución de los cometidos de apoyo al despliegue y apoyo a la población civil.
El Batallón de Caminos, dispone de capacidades para construir y rehabilitar carreteras, instalar puentes de apoyos fijos y realizar las explanaciones necesarias para el apoyo a actividades logísticas. El Batallón de Castrametación es capaz de planear, organizar y ejecutar operaciones de apoyo general de Ingenieros. En particular la construcción, rehabilitación y mantenimiento de áreas de PC, áreas logísticas, campamentos temporales o semipermanentes y generación y distribución de energía eléctrica, captación, depuración y almacenamiento de aguas residuales, acondicionamiento de edificios, hospitales...
Los cometidos ambos se engloban en las actividades de apoyo a la movilidad, contramovilidad, protección y apoyo general de ingenieros, destinados a crear, mantener o adecuar la infraestructura necesaria en el lugar en el que se opera, así como en situaciones de emergencia o catástrofes como ocurrió con 'Filomena' o en la operación 'Balmis' durante la pandemia, como ejemplos que podemos tener más recientes.
Pero, ¿cómo se decide dónde es necesario el REI 11? Es el propio Ejército el que determina qué unidad conformar para cumplir las necesidades de cada momento. El REI 11, por ejemplo, se dedica a la construcción vertical y horizontal, lo que implica el despliegue y repliegue de bases, con trabajos de albañilería, abastecimiento de agua o suministro de electricidad. De esta manera, dependiendo de la carga de trabajo se pueden establecer misiones de hasta seis meses de duración, con relevos si fuese necesario.
El trabajo en el exterior ha sido un ejemplo claro de lo que es capaz un Regimiento de Ingenieros del Ejército español, y por poner algún ejemplo puntual con labores tan importantes como el tendido de dos puentes Bailey en Nicaragua y Honduras tras la catástrofe producida por el huracán Mitch, la construcción de la Base Miguel de Cervantes para 1.300 personas en Líbano, también la de base Ruy González Clavijo en Afganistán -que es la infraestructura más importante que se hay construido en la Zona de QeN-, o los trabajos de rehabilitación de infraestructura, desescombro, reconocimiento anfibio en apoyo a los damnificados del Tsunami que asoló Indonesia.
Y llegó la 'conquista' del continente blanco. Fue en 2020 en el marco de la XXXIII Campaña Antártica, la misión más antigua y lejana, cuando se requirió a un equipo de siete militares del Regimiento de Especialidad de Ingenieros Número 11 encargados de culminar con éxito una misión en la Antártida, la primera de la unidad salmantina llevada a cabo en aquel lugar.
España cuenta con dos bases de investigación científica en la Antártida, la 'Juan Carlos I' (isla Livingston) y la 'Gabriel de Castilla' (Isla Decepción, un volcán activo y el único navegable en la Antártida). Esta última es gestionada y operada por el Ejército de Tierra desde 1988 en apoyo al Ministerio de Ciencia e Investigación para proporcionar todo el apoyo logístico y garantizar la seguridad de los movimientos a los científicos, tanto nacionales como internacionales, que hasta allí se desplazan cada verano austral, bajo las extremas condiciones antárticas.
La Isla Decepción es la parte superior del volcán más activo de la región de la Península Antártica, cuyas últimas erupciones tuvieron lugar en 1967, 1969 y 1970. La erupción del 69 destruyó una base chilena y otra británica.
Aproximadamente el 60% de la isla está cubierto por glaciares que, en algunos casos han sido, a su vez, cubiertos por los materiales sólidos generados por las erupciones, dando lugar a los llamados 'glaciares negros'. La isla es excepcional por los procesos de colonización de flora, líquenes y musgos que han seguido a los depósitos variables de cenizas.
Durante 75 años en Isla Decepción se trabajó con el objetivo principal de reparar y perfeccionar el muro de contención que protege la Base Antártica Española (BAE) 'Gabriel de Castilla' (GdC), cuya línea de costa se fue degradando debido a los efectos de las corrientes marítimas. Por lo tanto, la zona de vida e investigación de la base se vio seriamente amenazada y el Ejército de Tierra designó a los militares del regimiento salmantino para llevar a cabo los trabajos de acondicionamiento y protección de la línea de costa.
Aquellos siete militares partieron en vuelo comercial desde Madrid hacia Punta Arenas (Chile) y, posteriormente, a bordo del buque español de investigación oceanográfico 'Hespérides' llegaron a la Isla Decepción donde está ubicada la Base. Llegar a la isla exige cruzar el temido Mar de Hoces, conocido también como Paso de Drake, se navega hasta allí aprovechando los espacios entre las borrascas que continuamente azotan el extremo más meridional de América del Sur.
Además de la construcción del muro de contención que protege a la Base, debían construir una rampa para descargar el buque Hespérides y apoyar en todo momento las necesidades de los científicos que envía el gobierno español, todo ello bajo unas condiciones climatológicas adversas. De hecho, antes de su partida al continente helado, realizaron una preparación específica en Montelarreina con prácticas de navegación con embarcaciones neumáticas, jornada conocimiento material montaña, curso de prevención de riesgos laborales relacionado con el uso y manejo del manipulador telescópico, curso civil de sanidad, marcha de montaña y jornada contraincendios.
También se prepararon con imágenes vía satélite, estudios de calidad de suelo y sedimentación a través de sistemas puntero en el ámbito de investigación científica llevados a cabo por el Centro Geográfico del Ejército de Tierra y en base a todos esos estudios ejecutaron los trabajos de construcción diseñados poniendo además en práctica nuevos métodos de eficiencia energética, según lo contemplado en el 'Plan de Experimentación de la Fuerza para el horizonte 2035', con el fin de minimizar la 'huella logística' en la isla.
Es la unidad española con mayor presencia internacional: desde misiones humanitarias hasta la Antártida
La campaña Antártica es la operación militar exterior más antigua en vigor y se ha venido realizando anualmente hasta el presente. Es una misión militar reducida en cuanto a efectivos humanos y es única tanto por la lejanía (13.000 km.) y las dificultades climáticas, como por su importancia. La base, junto al Buque de Investigación Oceanográfica 'Hespérides' y la Base 'Juan Carlos I' constituyen las tres plataformas de investigación con las que España opera en la Antártida.
Entre las misiones y los retos que se mantienen se encuentra: mantener la presencia física de España en el territorio antártico en cumplimiento a los acuerdos suscritos por nuestro país en el marco del Tratado Antártico y sus Protocolos; colaborar con el Ministerio de Ciencia e Innovación en las labores de investigación científica realizadas en la Isla Decepción y en aquellos otros lugares del territorio antártico que se determinen; mantener en adecuadas condiciones de uso las instalaciones, material y equipo de la Base 'Gabriel de Castilla' para el desarrollo de los trabajos de investigación y experimentación; desarrollar proyectos de investigación y experimentación para el Ejército de Tierra, y dar a conocer a la sociedad en general, al mundo científico y a la institución militar en particular, la presencia y actividades del Ejercito de Tierra en la Antártida.
La misión del Regimiento de Ingenieros de Salamanca en la Antártida representa un hito de compromiso, adaptabilidad y excelencia operativa. Como en muchas otras misiones por otros puntos del mundo, a miles de kilómetros de casa, estos militares no solo protegen la infraestructura vital para la investigación científica, sino que también refuerzan la presencia española en uno de los territorios más desafiantes del planeta. Su labor en la Base Gabriel de Castilla es un ejemplo claro de cómo la cooperación entre Ciencia y Defensa puede impulsar el conocimiento y preservar el entorno en los rincones más remotos.
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El REI nº 11, además de un sin número de reconocimientos a su labor, está en posesión de dos importantes condecoraciones, la Laureada colectiva y la Orden Piana. Por eso la Bandera de su Regimiento luce las siguientes corbatas:
Sentido reconocimiento y aplauso a todos los que trabajan por aliviar la situación en el levante español
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