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Los Autómatas y el Monstruo de Frankenstein

Por Eduardo Blázquez Mateos-URJC

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Los Autómatas y el Monstruo de Frankenstein
O.R.R
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Lectura estimada: 3 min.

El Teatro de Autómatas se plasmó en Filón de Bizancio y en Herón de Alejandría, la sofisticación de los experimentos, que serán revisados por los genios del Renacimiento, tiene en Herón la génesis esencial.

Entre el vidrio y las transparencias, Aleotti revisó a Herón, construyendo escenas de baile impregnadas de nuevas visiones manieristas recuperadas por grandes coreógrafas. Algunas de las iconografías destacadas tienen un especial valor en la lucha del agua y el fuego; entre las iconografías, señalamos los conflictos entre Hércules y el Dragón.

Los Teatros Hidráulicos y las Fraguas elevaron la mecánica y el artificio; bajo las lecciones de Herón de Alejandría, los humanistas revisan con pasión el universo artificial. Las aportaciones de Salomon de Caus son un hito en la historia de los autómatas, fueron compatibles con las estatuas del Ciclo de los Caballeros de la Mesa Redonda, con la Casa de Salomón de la nueva Atlántida de Bacon.

Las cámaras sonoras de Kircher ampliaban el universo mecánico de los autómatas, aportando novedades que afectarán al espacio museístico reservado.

El Gabinete de Rodolfo II adquirió el valor de agrupar los autómatas en bibliotecas-galerías con incursiones del esoterismo y de la alquimia. Al ensamblar mecánica y poesía, fue admirado por sus propuestas elevadas al unir el museo con el gran teatro.

El ideario se cristalizará en el Museo Kircheriano, compendio de sabiduría y fantasía, obra definida por investigaciones ilustres que se consolidarán en el teatro alegórico; acompañado de extrañezas que llegarán a los Coliseos, surgirán con fuerza los autómatas, que desfilan junto a las galerías de monstruos, equiparados con los dragones alados de las colecciones de los mentores italianos, se trazan nuevas visiones de las artes escénicas.

Pratolino será el escenario emblemático para simular y evidenciar los ingenios de Buontalenti y Giambologna, los autómatas encontraron en el jardín el espacio idóneo para evolucionar en la ciencia poética; las grutas de Caus y los Gigantes de los Ballets, permitieron las experimentaciones que lograron la evolución de los diseños de autómatas. Heidelberg ejemplifica el poder escénico de los Autómatas.

Los autómatas musicales jugaban con el simbolismo de la mitología, en algunas grutas de Caus, las ninfas aparecen en escena, Eco se eleva en su protagonismo.

Las grutas, el murmullo de las aguas y de los órganos hidráulicos creaban un lenguaje nuevo, la imagen mecánica eleva el debate de la natura naturans y la natura naturata.

En Blade Runner (1982, Ridley Scottt), la firmeza del mito de Prometeo, con su impronta dionisíaca, facilitará la llegada del misticismo romántico. La Laguna Estigia asume el poder de las tinieblas del interior del Androide titánico, con sus oscura claridad, se revelada en el replicante ROY BATTY (Rutger Hauer), de fortaleza mental, hercúleo, rubio con ojos poderosos en su iconografía totalizadora, en su dinámica con su creador, Eldon Tyrell( JoeTurkel), rememora el mito de Frankenstein; Roy, Ángel Caído, remite a la iconografía sagrada de los mártires, de los crucificados redentores.

Batty se transforma, transita desde lo apolíneo a lo dionisíaco, del monstruo romántico viaja a Adán, una claridad espiritual que contrasta con las atmósferas de Piranesi.

Mientras en la Odisea 2001 se explora el orden y el vacío, Blade Runner aporta la presencia saturniana del expresionismo, se trata de un documento visual que deriva desde el jardín misterioso de El Bosco, musa de Scott para su obra de Ciencia Ficción.

La iconografía de espejos anamórficos flamencos y las megalómanas arquitecturas (torre de Babel-pirámide precolombina) alimentan, desde la concatenación, la realidad de la ficción entre lo micro y lo macho, así subyacen unas valoraciones filosóficas y artísticas que retornan a las conquistas estéticas y mágicas del Renacimiento y del Barroco.

Ante la encrucijada de las obras expresionistas en el Cine, en Lang, las imágenes creadas proceden del fuego de Prometeo y de las sustancias del mito de Pigmalión.

El infierno del fuego se convierte en hielo.

El infierno del Hades se convierte en caverna blanca.

La voluntad del autómata es la hibridación, una voluntad secreta de fusionar la realidad y la ficción.

La patria de los androides es la cueva platónica, sin útero materno, sin recuerdos, construye nidos en la fábula del unicornio emparentado con el caballo alado.

 

1 comentario

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liuba gonzález cid 10/4/2023 - 4:51:17 PM
Te leo y pienso en “La vocación de San Mateo” (1599), la ilusión lumínica pertinaz del tenebrismo de Caravaggio: la ausencia de una presencia mortal a cambio de un rayo líquido, monosilábico, que acompaña el gesto deíctico de Jesús, señalando el futuro del hombre como ensayo de la melancolía. Monstruos y superhombres son viajeros en el tiempo, anticipan un ejército de autómatas atrapados entre cielo y tierra; el protohombre humanista que Buonarroti esculpiera bajo la piel inacabada del esclavo. Cuánta sabiduría en tus palabras, no dejas nada en el tintero, a él me aferro como una replicante chejoviana que brota, mitad humana, mitad Ciborg, en el jardín de los cerezos...
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