Conferencia de Jesús Gascón dentro del Ciclo Cultural de la UNED
Las sombras pétreas del amor
Por Eduardo Blázquez Mateos-URJC
El retorno a las sombras se poetiza desde la eternidad cósmica orsiniana.
Las huellas y las manchas, pigmentadas, introducen las sombras de soledad en los emplazamientos íntimos de los Cíclopes de los Orsini.
Carel Willink bucea en el bosque-jardín de Bomarzo para experimentar, desde la mente del Romanticismo, con el legado de Giorgio de Chirico.
La sombra se convierte en un conflicto de temores poetizados en el reino animal de Dante, Ariosto y Tasso.
Giorgio de Chirico convirtió las Sombras en protagonistas de los ambivalentes enigmas atemporales. Los espacios oníricos metafísicos se bañan de soledad y ensoñación en dobles senderos alentados por la amenaza. Las esculturas imponen su mensaje alegórico perpetuando en el viaje surrealista derivado de la irregularidad siniestra que, al desconcertarnos, nos explica la ambigüedad del sueño en nuestra vida, en cada vivencia interior paralizada desde los fragmentos rotos de las pesadillas amables que se recrean en los planos abstractos del silencio, mundos interpretados por los collages verificados en los estudios de Freud y Jung.
Una vez agotados, al despertar, queremos adentrarnos en el perfil pétreo bañado de negro saturniano, es decir, iluminado por el musgo y el humo.
Ante las nubes que emulan los gigantes alegorizados en los jardines de Pirro Ligorio y Giambologna, asumimos el poder de las pinturas pétreas de Giulio Romano; al fin, llegamos a las alucinaciones, es decir, a las sombras que alimentan nuestras almas con sustancias que proceden del exterior y, una vez interiorizadas, conviven con nosotros en un diálogo determinante para marcar el enriquecedor universo de las paradojas.
Las sombras no se reducen, aumentan, como muestra el legado del expresionismo cinematográfico que, alimentado por la Universidad de Heidelberg, expande el mito de la caverna de Platón, lo reinterpreta, lo destruye, al advertir las reflexiones de los espejos verificados por las revisiones perpetuadas en las sombras de G.B. Piranesi, el narrador de sombras.
La NUEVA OBJETIVIDAD aportó un legado diversificado entre la crítica y una ironía superlativa potenciada por la perspectiva aérea que velaba los ambientes con colores alegóricos. Nuevas sombras que impactan en las resoluciones espaciales.
Carel Willink confirma la unión de relatos visuales abismáticos, sus obras albergan las pantomimas asociadas al delirio del incendio del Hades.
¡El escenario dantesco ilumina la espuma de las nubes petrificadas por las cenizas de la sombra eterna!
Humo líquido.
Las cenizas cubren el jardín de Bomarzo con hielo blanco.
Las sombras aparecen para caracterizar la conciencia de la belleza de lo monstruoso, delirio impreciso potenciado en el Arte Manierista.
Las sombras negras van marcando la infancia en las proyecciones que, sobre las telas blancas, nos aportan las fuerzas de las fantasías necesarias en el mundo al revés, inquietante reducto de la imaginación imperante en las manchas firmes que se proyectan en el interior.
Ante las huellas de las sombras, legado de la infancia, se fijan con belleza inusual las fábulas de los bosques misteriosos que dan forma a nuestros primeros enigmas.
Iniciamos el proceso de búsqueda, agotados, obtenemos las piezas musicales que deben acompañar a la galería de sombras poetizadas en libertad y con la exclusividad de lo mítico.
Munch nos enseñó el poder alegórico de las sombras ondulantes, referentes de seres durmientes de bosques atormentados. Los recodos lumínicos formulan las formas de la belleza desde la poética de las sombras.
El jardín de Bomarzo introduce la espiritualidad de los dragones y gigantes, se amplía una realidad invisible que, al alterarse, traduce la ausencia de la confusión simulada en un drama efímero que lleva al desenlace del amor infinito.
¡Las fuerzas del amor son iluminadas por las sombras de los bosques de piedras!
Con esfuerzo, me aproximo a las sombras, es decir, al amor salvaje.
¡Mar de ceniza, infinita travesía cerrada por bloques pétreos alimentados por la fragancia del volcán acuático!
Viaje cálido entre monstruos, arrasadora vivencia enmarcada en la ficción del terror producido por el volcán de Poseidón, eje del temor interpuesto por las sensaciones que difuminan lo apocalíptico, al vivirse en el interior, aparecen las corrientes alumbradas por las sombras de desamor.
¡Las sombras son las moradas del amor eterno!