El novillero sin caballos Marco Pérez, cuya trayectoria ha cautivado a los aficionados desde su irrupción como becerrista hace ocho años, debutará con picadores el próximo 21 de octubre en Arenas de San Pedro (Ávila), dentro de un festejo mixto en el que estará acompañado de Alejandro Talavante y Daniel Luque.

Marco Pérez, que el pasado 15 de mayo salió de las Ventas a hombros después de reunir a más de 10.000 espectadores en torno a una clase práctica, habrá cumplido dieciséis años cuando salte de categoría el próximo octubre, dentro de un festejo en el que se anuncian novillos y toros del hierro salmantino de El Pilar.

Será el último gran festejo y reclamo de la temporada española y francesa antes del inicio de las ferias americanas, y la inmediata antesala al profesionalismo de Marco Pérez, alumno de la Escuela de Tauromaquia de Salamanca, donde fue matriculado a los seis años de edad.

La pasada temporada se presentó en Sevilla dentro de un festival que abrochó con una faena que mereció los máximos trofeos y durante la actual campaña, además de en Castellón y Madrid, se presentó ante la afición mexicana en Aguscalientes y no pudo hacerlo, por razones legales, en los cosos colombianos de Cali y Manizales.

En 2014, a los seis años de edad, llamó la atención por su valor, arte, técnica y fácil capacidad de resolución ante los problemas que le planteaban los pequeños becerros a los que se enfrentaba durante diversos tentaderos en fincas de la provincia de Salamanca, donde se desplazaba con sus compañeros y profesores.

Al año siguiente, en 2016 y al término del desenjaule de las corridas de la Feria de Salamanca de ese año, Marco Pérez actuó en público por primera vez, de corto, y sus maneras cautivaron a los aficionados a través de un video que se hizo viral en el planeta taurino.

La evolución de su carrera recuerda, en cierto modo, a la de Julián López El Juli, que en 1999 tomó la alternativa a los 15 años de edad, uno menos de los que tenía José Miguel Arroyo Joselito cuando se doctoró en 1986.

Es hijo de Vicente Pérez, novillero de Ciudad Rodrigo que el 4 de abril de 1992, reconvertido en novillero, recibió un fuerte golpe contra el burladero a la salida de un par de banderillas que, después de sucesivas intervenciones y convalecencias, motivó su definitiva retirada de la profesión. Fue durante un festival con picadores celebrado en Salamanca como homenaje a Julio Robles, dos años después de que un toro de la ganadería de Cayetano Muñoz le postrase en una silla de ruedas en la plaza de Béziers. Ese festival es recordado también por haber sido el primero en celebrase tras la entrada en vigor del nuevo reglamento taurino, que reformó y suprimió el anterior, de 1962.