Conferencia de Jesús Gascón dentro del Ciclo Cultural de la UNED
Barbie frente al mito de la Rubia de ABBA
Por Eduardo Blázquez Mateos-URJC
Agnetha Fältskog se convirtió en un mito con capacidad para seducir con su cuerpo y con su voz, la semiótica del vestuario nos permitiría interpretar significados diversos que acompañaban a la rubia explosiva de ABBA. La fascinación por su voluptuosidad explotó en Australia, aunque en Eurovisión, los periodistas sucumbieron ante su bella cabellera. En alguna rueda de prensa, tuvo que escuchar, ruborizada, expresiones sobre su sensualidad física, mientras, muchos fans se emocionaban con su voz profunda en unos registros que llevaban a la melancolía vivida/sentida desde Il Moti, una acción interna reflexionada por Leonardo da Vinci.
Sus primeras canciones de adolescente versaban sobre Troles y Hadas, su universo celta, enmarcado en su necesaria unión con el folklore, está siempre presente, sempiterna magia de los bosques y las montañas nórdicas que lleva en su alma femenina y liberal.
Greta Gerwig resignifica a Barbie. En Barbie Land se traza un viaje espiritual clásico, denominado así por la directora que, además, añade la revelación en la película del mito de EL PARAÍSO PERDIDO. Una fantasía bella con verdad y enjundia, como señala Greta, que lleva por derroteros muy diferentes a los de Milton o los de Virginia Woolf.
Sobre la iconografía del color rosa se puede realizar un gran estudio, sin duda, incorporando la evolución de la muñeca mítica, cambios de cintura o diversificadas tipologías que se llevan a la gran pantalla. ¿Cómo se definen las nuevas aportaciones de la película?
¿Los caballeros las prefieren rubias?
Marilyn Monroe creó un arquetipo, aun siendo víctima, su capacidad creativa artículo una iconografía similar a las Venus de Tiziano.
Gloria Steinem desmontó a Barbie, aunque no aportó la Belleza de Marilyn y Agnetha.
La evolución de Agnetha es modélica para dar la réplica a la preciosa muñeca, su itinerario va unido al poder de las damas rubias de las alegorías, se viste de muñeca para ser una ciclópea mujer de ensueño; su cabellera áurea, a la manera de Homero y Ovidio, se explica con los ideales de belleza venecianos inmortalizados por Palma El Viejo.
Las cabelleras doradas esparcidas en las églogas aportaban una visión inmortalizada por Rossetti que, reforzada en personajes como Helena de Troya, expresaba una vitalidad codificada por el mito Flora.
La eterna Primavera, alegorizada, se constituyó en el paraíso sempiterno, inalcanzable recodo bucólico para Barbie que, en parte, representa un canon de belleza clásico sin contenido complejo, sin valor iconológico, aunque sus vestidos pueden ser analizados para constatar la simplificación realizada sobre el Neoplatonismo.
Agnetha concilia dualidades y conflictos del Renacimiento. Sus canciones y movimientos parten de un rico interior que recrea los sueños de heroínas nórdicas, instantes de ecos celtas que llevarán a determinantes iconografías del Abandono. Atormentada en la sublime The Winner Takes It All, obra cumbre por su caracterización animista en el reino de la soledad femenina, transita por la encrucijada del alma del amor trasformado en eje saturniano del tenebrismo interior.
Dormida en su despertar, Agnetha aporta el tratamiento del Renacimiento septentrional y canta a la Naturaleza, motor de sus registros como soprano, voz quebrada por el poder de Eros; se alumbra un lirismo acuático bañado por las magas de las islas celtas, cómplices de Circe y Armida, ejes de himnos tempestuosos.
Barbie es el efebo del siglo XV italiano, revestido de una idealidad incandescente de mediados del siglo XX, una confluencia de ambos sexos que codificó Donatello.
La Castidad se impone.
El color rosa elabora la versión simbólica de la muñeca, traduce la luz de la Aurora, eternidad saboreada como un helado italiano creado en un jardín, antesala de un camino velado por la fantasía natural empoderada por la imaginación femenina.
Mímesis sustentada en el mito de Pigmalión y Galatea.
Ante el color rosa, ahora rosa solar, advertimos el color de los pétalos de la diosa Venus.
La Mirada codificada, que rememora a Botticelli, sin la atmósfera de Leonardo, sin el sfumato, evita centrar a la muñeca en un autómata.
¿La Barbie autómata, ha salido de las obras de Salomon de Caus para poder ensamblar la iconografía de la inhibición?