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Clásico

Juana I, Reina Sonámbula, en el Jardín de El Buen Retiro

Por Eduardo Blázquez Mateos-URJC

Juana I, Reina Sonámbula, en el Jardín de El Buen Retiro
O.R.R
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Lectura estimada: 4 min.

 

El libro Juana I, reina sonámbula, editado por Amarante, salió a escena en la FERIA del LIBRO.

Dentro del jardín de El Buen Retiro, en la Caseta Gaztambide, se habla de la innovadora obra acunada por Errikarta Rodríguez. La fábula alegórica de Juana I ha creado un subgénero dentro de la historia del arte, el de la biografía warburiana que, en palabras y expresiones de la profesora Esther Merino Peral, el Subgénero experimenta con el diálogo de las imágenes que convergen en el himno a Juana I.

Antes de llegar a la Caseta de Amarante, pudimos tomar un manjar Liuba y yo, un líquido con sabor a las pinturas de Patinir, esperamos la llegada de Esther para poder intercambiar ideas, sin prisas, Esther puedo abandonar su vehículo (el milagro de los intermitentes) en una zona de exclusividad, lo logro gracias a un privilegio donado a los amantes de la belleza.

Esther y Liuba me acompañaron en el preámbulo para poder hablar de la sabiduría de los árboles de El Buen Retiro, emplazamiento marcado por la inteligencia vegetal y floral que arropa las bibliotecas de Safo y Ovidio. Advertimos, desde el prisma de las escenografías, el poder del jardín para narrar el relato de los espacios emblemáticos alterador por la luz de los paraísos, islas sagradas en un universo intangible.

Los libros de Próspero, bañados por un mar sin sombra, inundados por la fuerza de la Naturaleza, se cruzan con las floraciones pintadas en las obras de las bibliotecas portátiles del vergel interior de la Feria del Libro.

Al pasear dentro de caminos y senderos, al pisar las hojas secas, la vivencia en la Caseta resultó vivificadora, en gran medida, gracias a la compañía de Liuba Cid, leal e inseparable, da una forma poética a la vegetación de los libros incandescentes del deseo de sabiduría, su amor por los incunables los determina desde el crecimiento de la percepción de la mitología teatral que, amparada en la capacidad para reconstruir lo onírico, transforma la representación de los ideales dramatúrgicos en emblemas de los grandes clásicos.

¡Los leones de Atalanta vigilan a Juana I!

Ante la llegada de Daniel Alonso, hijo de José Luis Alonso de Santos, Liuba exaltó al maestro con emoción, al tiempo, yo constato la belleza de Daniel, de una idealidad clásica, mantiene en su interior la rusticidad de lo dionisíaco desde un plano heroico.

Liuba analiza, ante el libro de Juana I, la base warburiana del texto sonámbulo coronado por el furor de la reina.

¡Tempestad liberadora en los libros de Próspero!

Ante la llegada de las ménades, con sus tirsos en diagonal, divisamos a Ángeles Arranz, que se presentó ante la Caseta aportando vitalidad y emociones de lealtad; Ángeles, considerada una de las grandes teóricas de la danza, se vistió de Juana I al unir las fuerzas antagónicas del libro sonámbulo.

La topografía de la Feria del Libro, la visualizo desde los caminos transitados por ejes axiales de fortalezas míticas que, en mis vivencias militares, me permite advertir los diseños de Il Filarete, proyectado al más allá, el laberinto urbano de las utopías señaladas por la regla y el compás construye el sueño de Leonardo.

Las atmósferas llevan a la mítica Andrómeda de Calderón de la Barca.

Se vertebraban los caminos ordenados de la Feria del libro, la arquitectura efímera está dentro del colosal jardín vivificado en las artes escénicas, desde Buontalenti a Calderón de la Barca, el gran teatro-mercado del Mundo refleja metáforas que alimentan la proyección alegorizada en el arte barroco, unas hazañas de peregrinos que buscan la isla de Venus.

Las páginas tejidas a la armonía de las tensiones ofertan la idealidad de Aby Warburg.

Las construcciones ilusorias de la Feria están pintadas de blanco, ideal abstracto y conceptual que rememora, en lo parcial, las galerías y pórticos traducidos en los balcones populares que atraen la estética de los cortiles relacionados con las acristaladas "stufas" de la última morada de Carlos V, la oscuridad que convirtió Juana I en luz eterna.

Liuba CID fue una reportera de la libertad expresiva, una marca de sus posiciones vanguardistas determinantes para instaurar la meditación teatral.

La capacidad creadora de Juana I se visualiza ante la metáfora de la ventana albertiana vivificada en la Caseta, imagen certera cargada de una certidumbre iluminada por la Melancolía, musa de Juana I en Tordesillas.

¡Ante el velo de la lluvia primaveral, se revela el tapiz de Flora tejido por Juana I!

Las alas del Ballet de Atlas de Tacca, revitalizan los jardines de Juana I, entre vergeles en éxtasis, se alaba la belleza elevada de la reina legítima, espejo de las Venus gemelas vestidas con la armadura del amor perpetuado en la Feria del Libro.