El pasado 9 de mayo, una dotación de la Policía Nacional que patrullaba por las inmediaciones de la plaza de Santa Ana, observó a un varón apoyado en un vehículo con la mano puesta en el pecho y con claros síntomas de angustia en su rostro. Los agentes se apearon del vehículo policial para preocuparse por su estado de salud, manifestado el varón que tenía un dolor intenso en el pecho, que le era muy difícil respirar y que tenía casi plena seguridad de estar sufriendo un infarto, que conocía los síntomas ya que hace unos años había sufrido uno.

Los policías solicitaron una ambulancia al centro de Emergencias 112, al ver que respiraba con dificultad y esperando la llegada de los servicios médicos fue colocado en la posición lateral de seguridad. Viendo que la vida del hombre corría serio peligro, ya que por momentos parecía desvanecerse, los agentes decidieron, con la premisa de qué cuanto más rápido pudiera llegar al hospital, mayor será la probabilidad de que sobreviviera, no esperar a la ambulancia e introducirle en el vehículo policial para trasladarle con la mayor rapidez posible al centro médico Ávila Estación.

Una vez en el citado hospital, el hombre se desvaneció, perdiendo la consciencia, siendo los servicios sanitarios quienes comenzaron en el lugar las maniobras de reanimación RCP, siendo trasladado de urgencia con posterioridad al Hospital Nuestra Señora de Sonsoles.