Actividades culturales y deportivas organizadas por el Ayuntamiento en la ciudad amurallada
Éxtasis en flor, ¿Qué es una huella corporal?
Por Eduardo Blázquez Mateos-URJC.
Escribir el manuscrito Éxtasis en flor, ha sido liberador.
Al eliminar lo superficial del libro, nos adentramos en las floras abstractas que, aún siendo figurativas, se iluminan con la luz perpetuada desde las almas de Bilbao y Ávila; liberados de cargas, escuchamos atentos el lenguaje de las plantas sobre el cuerpo húmedo; las imágenes que acompañan a las natuarlezas muertas, están ilustradas con ideales estéticos alimentados por la melancolía de la huella; abatidos por la oscuridad, nuestros ideales evolucionan en busca de la Belleza, belleza pura de la Naturaleza, camino espiritual que, al desprenderse de lo artificial, se apoya en la rusticidad de la pureza rugosa e irregular de las huellas del éxtasis, un viaje primitivo por páramos toscos, simples formas definidas por materiales naturales, fósiles florales encontrados en los bosques de Bilbao y en los jardines de Gredos.
¡Figurar y abstraer la huella!
Apasionados, expresamos nuestra fascinación por el paisaje y el bodegón, dos géneros primordiales en nuestras páginas; las representaciones son pintadas entre los rasgos esenciales de las colinas de los cuerpos del libro-cofre.
¡ÉXTASIS EN FLOR, libro blanco perlado por el rocío del bosque de Oma; Begoña se adentra con el velo ultramundano, las yemas de los tallos se elevan!
¡Algo se agita bajo los pies! ¡Brotan las huellas del musgo moteado de infinitos verdes!
Begoña, Errikarta y yo, entrelazados, desplazamos lo racional para abrazar los ideales del cuerpo solar y, al tiempo, descubrimos el interior de los jardines y de los bosques, un desnudo interior en diálogo onírico con el paganismo de los cuerpos abandonados al erotismo dionisíaco de la Naturaleza.
Al sobrecargar lo sobrenatural, el paisaje comulga con Eros y Thánatos. La intensificación emocional, se redime en las ancianas semillas, deshacemos el aire para germinarnos entre nosotros con las huellas del polen de las camelias.
¡Énfasis de la tierra vasca, éxtasis del cielo abulense!
¡Se sedimentan los cuerpos sobre el suelo eterno y transparente, verdor soleado por el fértil desierto de Dédalo!
Ariadna realiza una fotografía a Ofelia sobre el mosaíco de Maeztu en Gernika. ¡Hermosa tristeza petrificada sobre los verdes azulados! ¡Cielo puro y desnudo, azul compacto, espalda concupiscible de las aguas ennulatas!
¡Sequedad del alma, mar petrificado!
Concepción sensual de los aromas que invaden las promesas, las huellas.
Paisajismo castellano y vasco, sobrios y austeros desnudos, piel portadora de las flores edénicas pintadas por Ibarrola; Agustín se desgarra con ternura, lleva una nueva vida; en flor, la sensibilidad campesina de Ibarrola se une con el tono pagano del neoplatonismo veneciano.
Purificación poética de Begoña en el bosque velado, vítreo desierto de Errikarta, se crean las Constelaciones como huellas de luz.
Ideal y real, escenas de género perfiladas en las expresiones del miedo, sacudidas desde el naturalismo larvado regenerado por las expresiones puras del éxtasis, en flor; un modo de expresión sobre la materia, se hace transparente el bosque ajardinado de la huella de cada cuerpo.
La huella de las flores se integra para conectar con el sentimiento, extremo vaciado por el apego a la tierra, triunfo del paraíso boscoso, alquimia de Oma.
Libro-cofre, jardín-caja, la Dama de la Noche inunda los recipientes del marjal de Cloris.
La biblioteca del bosque, umbral de las moradas abulenses, nos llevan al jardín pensil. Sentimos los olores del placer, una oleada de camelias silenciosas impregna de bienestar nuestras ensoñaciones.
¡Montaña suspendida en el vergel para el deleitoso desierto!
¡Cortezas pintadas para el mar del desierto, gozo del cuerpo!
¡Cuerpos saboreados desde la libertar, educación en el amor, cultura del cuerpo!
El aire de Epicuro: la corporeidad.
Remanso de paz en la piel de los cuerpos en flor.
Instruir, mientras sembramos las semilllas dormidos; ensimismados, meditamos sobre la germinación del proceso creativo del éxtasis que, con capacidad de gestación, altera los brotes para sobrevivir en forma de huella.
Al cerrar el libro, se respira un aire primaveral, tras el letargo, se purifican las múltiples verdades, la promesa de una visión diversificada del cuerpo en flor, se escuchan gritos?
¡Las yemas de los dedos están convertidas en ramas!