El podio de salida era hispano, pero el destino es cruel y habla holandés. Bandera verde, luces fuera y comienza el show
The Show must go on
Zandvoort, mítico circuito de mediados del siglo 20, con bastante historia en nuestro querido deporte, pero que llevaba unos años en el ostracismo hasta que volvió al calendario por cierta pandemia mundial reciente. Hasta hace un año, para muchos de los nuevos aficionados a la Fórmula 1, Zandvoort no existía. De hecho, solo dos pilotos de la actual parrilla estaban vivos cuando se corrió la última carrera anterior a la de 2021, allá por 1985, Alonso y Hamilton, cuanto menos curioso. Lo que no fue curioso fue el resultado de la qualy, con Max llevándose la pole, que sorpresa. No hubo un dominio abrumador como el pasado fin de semana, pero aún así, se palpaba una latente superioridad, todos temen a Max. Y con razón, lo visto la semana pasada fue alarmante y no queremos que se repita el abrumador dominio de Mercedes en la era híbrida ahora con Red Bull.
Ferrari mejoró, se acercaron y mucho al holandés. Leclerc segundo y Carlos tercero, asediaron a un Verstappen que este fin de semana parece que va a tener competencia. Tampoco nos olvidemos de los Mercedes, ambos venían con un fantástico primer sector que se vió truncado por el trompo final de Checo Pérez. Hamilton llevaba cerca de la cabeza toda la sesión de clasificación, nunca se rinde el británico, nos queda Lewis para rato aún. Leclerc tiene una garra y una casta que a Sainz Jr. le faltan, a pesar de que la calidad la tiene. Charles a 24 milésimas, Carlos a 92. En un segundo hay más de 40 veces 24 milesimas y casi 11 veces 92. Nada, pero suficiente en F1 para ser campeón o perdedor, y de momento, por los detalles, nuestro Carlos no será campeón.
Alpine, paso atrás. No tuvieron el ritmo de otros fines de semana, se notaba a ambos pilotos más incómodos que de costumbre y eso se vió con que ninguno pasara a Q3. Ocon falló porque no le da para más cuando el coche no está bien, y Alonso que no tenía mal ritmo, se vió perjudicado por un Checo Pérez fuera de vuelta que estaba en el sitio equivocado en el momento equivocado, por lo menos para Alonso. Hay una trazada, si te pones en medio estás jodiendo a todos, espabila Checo.
El resto, revoltosos. Los supuestos segundos pilotos están demostrando que por algo han llegado hasta aquí y no se conforman con poco. Schumacher, Tsunoda y Stroll por delante de sus compañeros de equipo y en Q3 evidencian lo parejo de la zona media esta temporada, los puntos y las posiciones, tanto en parrilla de salida como en carrera, están más caras que nunca, y la competitividad y el espectáculo que nos dan en esta zona no tiene parangón. Ojalá no solo hubiera igualdad en la zona media, y aún quedará campeonato por delante y no 93 puntos de diferencia entre primero y segundo, que para colmo son compañeros.
La parrilla está plagada de crispación y tensión, el mercado de pilotos en llamas tras el ridículo de Alpine con Fernando y con Piastri, Ricciardo sin equipo para el próximo año, rumores con Gasly y con casi la mitad de los pilotos de los equipos de zona media.Incertidumbre absoluta. El cruce de declaraciones en Spa la semana pasada entre Alonso y Hamilton, los yayos, daba paso a una graciosa foto de ambos en actitud amigable zanjando las habladurías y cotilleos. Lo que pasa en la pista se queda en la pista. La Fórmula 1 parece más una telenovela que un deporte últimamente.
Soñamos con otra salida mágica de Alonso adelantando por el exterior en la curva peraltada como el año pasado, arriba queremos guerra, porque en la zona media y baja, vamos de barro hasta las rodillas. The show must go on.