Lo que sea que piensas acerca de ti y de lo que te rodea fácilmente va a convertirse en lo que produces. ¿Cómo vas a tener lo que dices merecer si no quieres cometer errores, si no estás dispuesto a meterte de lleno en el escenario?
Si vamos a hacer algo hay que hacerlo cuales sean las circunstancias. Las consecuencias de no hacer nada ya las conocemos. Conocemos la sensación de injusticia, de desesperanza, de no vernos haciendo y sintiendo la vida como la queremos para nosotros. La sensación de haberse fallado a uno mismo es uno de los sufrimientos más intensos que podamos experimentar.
Sabemos demasiado y sentimos muy poco. Al menos, sentimos muy poco de esas emociones creativas de las que surge una buena vida. Bretrand Russell
Muchos vamos corriendo por ahí asustados en medio de la ansiedad y el miedo de no saber qué ocurrirá en nuestros trabajos o con nuestras parejas y amistades, y por ese miedo no tomamos las decisiones que nos ayudarían a cambiar las cosas. Sencillamente no nos sentimos bien. Que el tiempo ponga las cosas en su lugar no siempre es la mejor opción porque nos deja a nosotros fuera del tablero de juego, esperando un resultado en el que no hemos influido para nada.
Es como comprar un coche nuevo y no llegar ni a arrancarlo, o tener una casa y dormir en el jardín. Así es como pasan los días y los años mientras envejecemos, a la intemperie. Quizás deberíamos plantearnos si lo que estamos consiguiendo es fruto del trabajo duro y la dedicación o seguimos sentados recibiendo golpes y añorando los días de buen sol y temperatura. Todos podemos manejar eso, y no necesitamos ser genios ni disponer de todo lo necesario porque ya lo tenemos, nos tenemos a nosotros mismos y esa va a ser precisamente nuestra mejor inversión.
Al hablar de inversión en nosotros no hablamos de ir por cosas materiales, hablamos de una visión, de algo así como "estoy aquí para crecer, para ser mi deber absoluto y darle al mundo algo más que solamente alguien que espera que las cosas sucedan". Para merecer algo tienes que ir por ello, luchar por ello, fluir con ello, tienes que hacerte y hacerlo prioridad en tu día a día. La clave consiste en tomar una verdadera decisión, decirte: "esto va a cambiar y lo va a hacer ahora". El precio de no hacerlo es demasiado alto y ya lo conocemos, y no lo queremos más.
De eso se trata todo esto. Es el dolor de la disciplina o el dolor del arrepentimiento. ¿Se supone que tengo que esperar a que alguien o algo me abra las puertas? Se supone que esperar ya lo hemos hecho y solo nos sume aún más en la incertidumbre, y que no hace falta estar preparados al cien por cien para renunciar a lo que nos hace daño, no debemos esperar a sacrificar más días esperando a un mañana mejor. Esto es cosa de quererlo y abrazarlo, de perseguirlo como si la vida nos fuera en ello, ¿sabes por qué? Porque así es. No existen fórmulas mágicas que eliminen el dolor de una derrota, pero sí personas que se sacrifican para sentir que se han hecho a sí mismas y de hecho, esta es la mejor forma de tener las mayores y mejores posibilidades de acabar obteniendo lo que se busca.
Un día visto desde la perspectiva de quien no está dispuesto a hacerse perder el tiempo es un día de oportunidades, un día desde quien tiene miedo a perder es un día que se suma a una larga lista de decepciones personales. Y no estamos aquí para decepcionarnos, sino para impresionarnos y enorgullecernos de lo que somos ahora y de todo a cuanto aspiramos ser.