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Clásico

Cuestión de confianza


La confianza es una de esas cosas que las personas no saben por dónde coger. Para la inmensa mayoría es un factor innato, piensan en la suerte de quien la posee y se apiadan por quienes luchan por sentirla, pero se equivocan, porque todos podemos elegirla, desarrollarla y expresarla en todas las facetas de nuestra vida. La confianza por lo tanto es una elección, no un sorteo.

 

Creer en uno mismo es la clave para cumplir con cada uno de los propósitos que las personas nos hacemos a diario. Si no confiásemos en nosotros otros deberían hacer todas nuestras tareas y pasaríamos de tener amistades a tener sirvientes que nos complazcan. Sin confianza las cosas no suceden, y cuanto mayor sea esta mayores serán nuestras probabilidades de éxito. Pero sucede que la confianza no es algo estable. Los golpes de la vida o peor aún, los que nos damos a nosotros mismos minan nuestra autoestima y tumban nuestra confianza con bastante frecuencia como para llevarnos a críticas que nos aplastan en lugar de levantarnos.

    Esto sucede más a menudo de lo que querríamos, consecuencia: nos preguntamos si podremos recuperarla antes de recibir el siguiente golpe. La respuesta es que depende. Depende de si hemos decidido enfocarnos en la solución y no en el problema. Verá, todos poseemos pautas de comportamiento similares, la diferencia entre quienes obtienen lo que quieren en la vida y quienes sufren las consecuencias de dejarse llevar por ella estriba en si su comportamiento se enfoca en poner toda su atención en fortalecerse, o por el contrario, se dejan arrastrar por las aguas de la autocompasión y las razones. No debemos olvidar que si reforzamos nuestras limitaciones tenderemos a conservarlas y si recabamos suficiente información de éxito en la superación de problemas pasados, por pequeños que hubieran sido, creamos de nuevo las pautas de comportamiento que todos deseamos ver y que reconocemos como saludables y potentes para arrasar con todo aquello por lo que estemos pasando ahora mismo.

    Puede que usted se pregunte: "¿Durante cuánto tiempo tengo que permanecer enfocado en la solución hasta poder verla, hasta poder sentirla? Antes de todo esto debemos saber que la confianza en que las cosas mejorarán y finalmente superaremos el problema es primeramente una cuestión de fe, fe en nosotros mismos y fe en que estamos haciendo lo correcto. La fe cuando es alimentada con el tiempo se convierte en confianza y es ahí donde abrigamos la cálida sensación de la autoestima y seguridad reforzadas.

    Si decide que está dispuesto a creer en sí mismo estará dándose la oportunidad de ganar. Si decide que las cosas son irremediables entonces estará usted predispuesto a seguir perdiendo. El enfoque puesto en la solución le beneficiará siempre. Tengo la confianza en que todos poseemos la capacidad de cambiar las cosas y que todos poseemos la fe y la confianza necesarias para lograrlo, tan solo tenemos que ponerla en práctica. En su libro "Poder sin límites" Anthony Robbins dice que el poder más grande que una persona pueda tener es el poder de la acción. La acción tiene la capacidad de transformarlo todo en un instante. Puede canjear pensamientos por comportamientos, deseos por resultados, y lo mejor es que la acción es algo que todos podemos tomar en este mismo instante.

    ¿Qué pasos son por tanto los que nos van a permitir incrementar la confianza y los resultados que obtenemos a diario? Me permito sugerirle tres pasos que ahora mismo podrían cambiar las cosas: intencíon, compromiso y acción. La intención de mejorar, de desear con sufiiente ahínco que algo suceda nos dará el impulso para empezar a caminar. El compromiso de hacerlo y empezar ahora mismo el de buscar estrategias o  las personas necesarias para conseguirlo. Y el tercer y último paso es el más secillo. Simplemente, póngase a trabajar. A la mayoría de nosotros nos sucede que queremos respuestas antes de planetarnos ni siquiera las preguntas, es normal, pero tomar acción nos ayuda a descubrir esas respuestas, a crear caminos por los que llegar a la meta y disolver las dudas. Los resultados llegan cuando tomamos acción, y al tomarla, nuestra confianza sube en la misma proporción en la que cumplimos con aquello con lo que nos hemos comprometido.

 

Descubra qué le ha robado su confianza, establezca una verdadera intención de cambio, hágase preguntas sobre qué necesita para empezar a trabajar y póngase a ello. Verá lo sencillo que resulta recobrar su seguridad y cuando aparezcan los primeros resultados se sentirá orgulloso de sí mismo. Le animo a que lo haga y lo descubra por sí mismo. Hágase fuerte y feliz actuando y deje de pensar en si será capaz o no de logralo.