La mayoría de nosotros vivimos en ambientes con mayor limitación que empuje, y cuando el ambiente no es demasiado limitativo ya nos ponemos nosotros los topes que nos condicionan qué tan alto vamos a llegar. Estoy agradecido por autoempujarme constantemente a ser mejor incluso cuando las condiciones no son las que me gustarían, incluso verdaderamente desfavorables, pero estoy convencido de que es mi disciplina y no ningún condicionante exterior el que marca esa diferencia.
Cuando una persona tiene un buen carácter lo más probable es que busque también tener los conocimientos y las capacidades para expresar ese carácter. Es muy poco probable que alguien con auténtico deseo de mejorar se quede parado mirando a la pared sin buscar aquello que lo motive a dar un paso más en su vida. Pero esto no siempre sucede de forma tan fácil, ya que en muchas ocasiones la vida no es lo suficientemente atrayente o permisiva como para motivarnos. Cuando uno de estos momentos, y llegarán, sacude nuestras vidas es cuando llega la verdadera prueba de fuego para nuestro cuerpo y mente, luchar de todo modo posible o claudicar. No hace falta que indique cuál traerá los resultados que nos gustarían.
John C. Maxwell dice que quiénes somos por dentro es mucho más importante que cómo nos ven los demás por fuera. Es una máxima que a mi me gustaría llevar más allá aún: en la mayoría de veces no somos ni la sombra de todo lo que podríamos ser, y esto no es por las circunstancias ni por lo que otros piensen sobre lo que es posible para nosotros, ni por falta de creecia en nosotros, es porque no actuamos para demostrarnos todo aquello de lo que somos capaces de hacer en la vida.
Una de las formas más poderosas para alcanzar lo que deseamos es comprometerse no solo con nosotros mismos, sino también públicamente. Al hacerlo establecemos un criterio mucho más alto que si solo contásemos con nuestra propia aprobación, ¿por qué?, porque en cuanto nos sintamos cansados o inseguros, si empezamos a desfallecer, ese compromiso de dos vías nos puede dar el empujón para continuar. Uno de los desafíos que se plantean en la vida de cualquier persona no se presenta únicamente en la salida, allí es donde nos encontramos más fuertes mental y físicamente para enfrentarnos a lo que venga, el desafío real de todo proceso se halla cuando el camino ya ha comenzado y nuestras fuerzas empiezan a tambalearse mientras algunos problemas parecen no solo persistir, sino crecer.
Sin lugar a dudas este es mi deseo de propósito para todo aquel que se haya decidido a mejorarse y se encuentre en pleno proceso de transformación, ya sea escuchando cintas de audio, acudiendo a seminarios, viendo conferencias grabadas o leyendo estas líneas.
Sin importar lo que se presente por delante nuestra misión debe ser seguir comprometidos con la idea de llevar nuestras capacidades a un nivel superior en todos los sentidos. Mejorar las relaciones con nuestros seres queridos, descubrir nuevas habilidades, ofrecer oportunidades donde antes cerrábamos puertas, disfrutar de nuestra sola presencia, ¿qué es aquello en lo que queremos dar el siguiente paso para sentirnos más plenamente?, ¿qué criterios queremos elevar? Se trata de soltar el lastre del miedo y del hábito e introducir cambios de manera inteligente.