Hace unos días tuve que llevar una camisa a una tintorería en la que me atendió un marroquí. Poco después entré a una tienda de alimentación en la que me encontré un sudamericano. Transcurridas unas semanas fue una oriental quien me cobró en su pequeña tienda. Todas estas situaciones se dieron en barrios cercanos o en el centro de Valladolid.
Se lo expongo porque me gusta presumir de multiculturalidad en mi ciudad. Pienso y creo que una civilización variada es rica, puede hacer que los diferentes pensamientos se retroalimenten entre sí, siempre y cuando unos se respeten a los otros.
Entonces me picó la curiosidad, busqué datos de extranjería en la ciudad de Valladolid. A fecha de 1 de julio de 2022, los últimos números contrastados por el Ayuntamiento, 18.969 habitantes de 297.963 proceden de fuera de España, algo más de un 6% -más aquellos que residan pero no se hayan censado-.
Y seguí pensando. Pensé, pensé en aquella gente que solo ve a esta población como delincuentes, ladrones o susceptibles de saltarse la ley. Quise llevar el caso al extremo. Pensé que cinco de estas personas cometieran cinco robos al día en nuestra ciudad. Que esta situación se diera cada uno de los 365 días del año ?muchas veces ver una sola noticia de un extranjero ya nos vale para pensar que esto ocurre cada día-. Y estirando más hacia el extremo, pensé que cada uno de estos delitos los cometiera una persona extranjera diferente.
Una simple multiplicación, 365 por cinco. Total, 1.825. Y volví a pensar, volví a pensar al ver la injusticia. Por 1.825 de casi 19.000 el resto deben vivir un día a día de odio, desplazamiento y temor. Y esto solo con datos de Valladolid, a pequeña escala. Quizá sea este el problema. Que los delitos cometidos por extranjeros, irónicamente, quienes más los sufren son los propios extranjeros.
P.D. Videoclip de 'Mestizaje' de Ska-P.