El símbolo de la ciudad francesa de Reims es una escultura de su famosa catedral que se conoce como 'el ángel de la sonrisa'. Ha llegado a identificarse tanto con la población, que también se le llama genéricamente 'la sonrisa de Reims'. Pero, por su historia, ese ángel tendría más razones para llorar que para sonreír.
Con 2.303 esculturas, la de Reims es una catedral de ángeles. Son numerosos y muchos sonríen. Pero entre todos, el del lado izquierdo del pórtico norte de la fachada principal es el único que recibe la denominación de 'ángel de la sonrisa'.
La estatua fue creada entre 1236 y 1245 por un anónimo escultor que, cansado de rostros hieráticos, quiso darles humanidad. Varios talleres de escultura se sucedieron en Reims casi medio siglo bajo la influencia de los de Chartres y Amiens, con la delicadeza del arte del siglo XIII. Un taller contemporáneo de la catedral, el taller de Reims, sintetizó sus diversas contribuciones, creando un estilo original de Champagne del que el ángel sonriente es uno de sus logros que aúna más belleza, sensibilidad y emoción.
Conocido hasta hace unos cien años como 'el ángel de San Nicasio', está ubicado a la entrada de la catedral. Inclina su rostro mientras porta algo desaparecido en la mano, probablemente la palma del martirio, al estar situado junto al patrón de Reims, San Nicasio, un obispo del siglo V que consagró a la Virgen María la iglesia sobre la que después se erigió la catedral. Decapitado por los bárbaros, por eso se le representa aquí sin la parte superior del cráneo. El ángel, con su brazo derecho en alto, estaría tendiendo la palma al Santo vuelto hacia él, y con su sonrisa le anunciaría el paraíso que le aguarda.
La catedral de Reims es un icono en la historia de Francia. En la Navidad del año 496, Clodoveo I, rey de los francos y fundador de la dinastía merovingia, fue allí bautizado por el obispo de la ciudad, San Remigio, convirtiéndose al cristianismo junto a 2.000 francos. En el año 816, Ludovico Pío, hijo del emperador Carlomagno, la eligió para su coronación imperial y la reformó.
Tras un incendio que destruyó el templo en 1210, al año siguiente Aubry de Humbert, arzobispo de Reims, iniciaría la construcción de una nueva catedral. A finales del siglo XIII ya estaba acabada, salvo la fachada occidental, del siglo XIV.
Luis IX dispuso que todos los monarcas franceses fuesen coronados en Nuestra Señora de Reims, y así ocurrió más de cinco siglos con 25 reyes de Francia hasta la última coronación, la de Carlos X en el siglo XIX. Eran ungidos con un aceite que se decía descendido del cielo para el bautismo de Clodoveo, conservado en un recipiente conocido como 'la Santa Ampolla'.
La catedral fue testigo en julio de 1429 de la coronación de Carlos VII, escoltado por una joven con armadura, Juana de Arco. El ángel de la sonrisa en ese momento estaba pintado de blanco y dorado.
El ángel debió vivir la Revolución Francesa con terror viendo sus hermanos de piedra destruidos o decapitados, pero lo peor estaba por venir. La ciudad fue saqueada por los prusianos en 1870.
Durante la Primera Guerra Mundial, la catedral de Reims fue alcanzada por más de 300 proyectiles. En 1914, tras la Batalla de Mons el 23 de agosto, comienza la llamada Gran Retirada del Ejército Aliado. Los alemanes, invadida Bélgica, se disponen a conquistar Francia. Toman la primera ciudad importante en su camino, Reims, convirtiendo la catedral en hospital para sus tropas. Cuando fue reconquistada un mes después por el ejército francés, los alemanes se mantuvieron a escasa distancia y bombardearon Reims cuatro años.
El 19 de septiembre de 1914, un mes después de la declaración de guerra, Reims fue atacada por la artillería alemana, incluyendo la terraza de las torres de la catedral, que podía servir como puesto de observación. La catedral estaba rodeada por andamios de madera llenos de sacos de arena, que el arquitecto del templo, Max Sainsaulieu, había colocado como protección para las estatuas que no pudieron ser trasladadas.
Ese día, alrededor de las 3 de la tarde, tras un violento bombardeo, el andamio de la torre norte se incendió y el fuego se extendió a la estructura del edificio, causando enormes daños en el techo, de roble y plomo, que se derritió fluyendo a través de las gárgolas hacia las calles y por las grietas del tejado hacia el interior de la catedral, prendiendo fuego a la paja dejada por los alemanes y a los bancos de madera.
Los bomberos se vieron abrumados por múltiples incendios en la ciudad y sin agua por el estallido de las tuberías. Ante las tragedias humanas provocadas por las bombas en Reims, el patrimonio era más secundario.
Una viga del andamio en llamas se derrumbó, decapitando al ángel de la sonrisa. Su cabeza cayó al suelo cuatro metros, quebrándose en veinte pedazos. Un sacerdote, el abate Rémi Thinot, maestro de la capilla de Notre-Dame de Reims, afanándose por salvar lo más posible, el día después reunió de entre las ruinas fragmentos de estatuas, entre ellos los de la cabeza del ángel, y los colocó en lugar seguro, los sótanos de la archidiócesis. Pero no hizo inventario. Thinot murió en el frente como capellán voluntario en marzo de 1915.
El arquitecto Sainsaulieu inspeccionó el sótano y descubrió los pedazos de la cabeza del ángel el 30 de noviembre de 1915. Después de la guerra, Henri Deneux, que reemplazó a Sainsaulieu ese mismo año y dirigió la restauración de la catedral, hizo un molde que se conserva junto con los restos en París, en el Palacio de Chaillot, Museo de los Monumentos Nacionales de Francia. Así se reconstruyó la cabeza, completándose el 13 de febrero de 1926, gracias a un vaciado realizado a partir de los fragmentos originales.
La foto del ángel decapitado dio la vuelta al mundo como símbolo de la pérdida de patrimonio durante la Primera Guerra Mundial, para recaudar fondos para la reconstrucción. Entonces se acuñó el nombre de 'ángel de la sonrisa', como si no hubiera otro.
Henri Abelé, propietario de la casa de champán homónima, fundó después de la guerra, con el arquitecto Max Sainsaulieu, la Sociedad de Amigos de la Catedral de Reims. Propuso al arzobispo de Reims comercializar una marca de champán cuyos beneficios irían a la archidiócesis. Se dice que el prelado se negó. Pero el 27 de mayo de 1918, Henri Abelé registró la marca Sourire de Reims, hoy muy prestigiosa.
Los aliados eligieron Reims para la rendición de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, el 7 de mayo de 1945. Años después, el gesto reconciliador del general francés de Gaulle y el canciller alemán Adenauer fue asistir juntos a la misa celebrada el 8 de julio de 1962 en la catedral por el arzobispo de Reims, monseñor François Marty.
Desde 1991, el ángel de la sonrisa está incluido (junto con la catedral de Reims, la abadía de Saint-Rémi y el palacio Tau) en el Patrimonio Mundial de la UNESCO. En 2010 una restauración le devolvió la sonrisa enigmática que el tiempo había estropeado.
Reims había recuperado su sonrisa. Hoy, el ángel sonriente protagoniza la promoción turística, está en las señales de la A4 en las inmediaciones de Reims y hasta en las típicas cajas de galletas rosas de la Maison Fossier. Un presente dulce para olvidar sus amarguras pasadas.
Fotografías: Gabriela Torregrosa