Parafraseando a nuestro ilustre Hidalgo? "En un lugar de Salamanca, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un informático de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor" que aprendió que la Estación Espacial Internacional, cuál molino de viento, se puede ver a simple vista sin necesidad de un telescopio.
Y es que uno se da de ducho en astronomía cuando lee The martian o Proyecto Hail Mary de nuestro querido Andy Weir o la trilogía de El bosque oscuro de Liu Cixin; y claro, de fiesta un sábado noche nos venimos arriba al grito de "sujétame el cubata, que eso es un planeta" convirtiéndonos así en los cuñaos del espacio. No, no era un planeta, era la ISS, o eso pensábamos. Y con dos copas más seguro que hasta vislumbramos al cosmonauta ruso saludando por la ventanilla.
Como os he dicho alguna vez, la ignorancia es la felicidad, pero hay una delgada línea entre ser feliz y un pobre inculto, así que en mis ganas por conocer cómo es posible vislumbrar un objeto de poco más de 100 metros a una altura de 400 kilómetros, pues he hecho mi propia investigación.
Empecemos por lo primero y más básico. La ISS es una estación modular en forma de T que orbita alrededor de la Tierra. Para cubrir sus necesidades energéticas cuenta con ocho paneles solares, cuatro en cada uno de sus lados, que se despliegan para capturar la energía solar y proporcionar electricidad a bordo de la estación. Estos paneles tienen una longitud de aproximadamente 73 metros y, aquí está la clave: al reflejarse la luz del sol en ellos, además de en su superficie acerada, se convierte en el tercer objeto más brillante del espacio, tras el sol y la luna.
Para ponerlo en contexto sobre algo que ya conocemos, los aviones comerciales (esas luces rojas que vemos moverse en el espacio) son objetos en torno a los 30-40 metros que vuelan alrededor de los 10km de distancia. La ISS, 110 metros a 400km de distancia. Entenderéis mi reticencia inicial a creer que aquel punto blanco que nos iluminaba la cara fuera nuestra querida estación.
Pero ojo, que no todo el campo es orégano. Para poder verla se tienen que alinear los astros, y nunca mejor dicho. Las condiciones necesarias, son:
¿Recordáis cuando la luna brilla tanto porque está reflejando la luz del sol?, pues con nuestro satélite artificial ocurre lo mismo. A saber la cantidad de veces que alguien nos habrá dicho que ese punto blanco y grande era la Osa Polar (también conocida como la Estrella del Norte o Polaris) cuando en realidad eran nuestros compatriotas cumplimentando la sexta vuelta diaria al planeta.
El sábado 17 se pudo visualizar la ISS en Salamanca, porque los registros así lo detallaron. Pero vayamos un paso más allá. La estación se mueve a unos 28,000 km por hora, lo que le posibilita dar la vuelta a La Tierra cada 90 minutos. En teoría, teniendo eso en cuenta, deberíamos poder ver la estación durante unos pocos minutos y siempre en movimiento, nunca como un punto parado.
En la página de la NASA tenemos las diferentes fechas y horas en las que ver el paso de la ISS desde Salamanca. Por desgracia no nos ofrece los registros pasados, pero en la siguiente tabla vemos que, para los próximos días, en el mejor de los casos será visible durante 6 minutos y en otros, apenas llegará a los 60 segundos. Y ojo, todo en un horario de madrugada (4-5 de la mañana).
No sé si sería el efecto del alcohol, que ralentiza el tiempo, pero hubiera jurado que la luz estuvo visible durante mucho más tiempo y en el mismo sitio, lo cuál me lleva a la siguiente reflexión: ¿y si se juntaron varias cosas a la vez?. También hay que tener en cuenta que ya era noche cerrada (quedaba lejos el atardecer), por lo que no estábamos en la ventana de visualización.
Tengo la teoría de que la ISS pasó por allí, pero el punto blanco que nos robó parte de la conversación empujándonos a recordar nuestras clases de física en el colegio, pudo haber sido Sirio, que investigando, resulta que es una de las estrellas poco conocidas pero que más brillan en el firmamento. aunque ya es tarde para confirmarlo.
Quizá fue la ISS, Venus, Baco (Dios romano del vino), Sirio, la Estación Espacial Tiangong (China) o la luz del porche del chalet de enfrente, pero lo que sí tengo claro es que nos sirvió para echarnos unas risas y llevarnos un nuevo aprendizaje, al menos para un servidor.