La automedicación se ha definido de forma clásica como " el consumo de medicamentos, hierbas, y remedios caseros por iniciativa propia o por consejo de otra persona, sin consultar al médico ( ni el diagnóstico, ni la supervisión del tratamiento).
La automedicación constituye un hecho cotidiano y habitual en la mayoría de los hogares españoles. La utilización por voluntad propia de algún medicamento, ya sea por las recomendaciones de conocidos o formuladas por médico en ocasiones anteriores, supone un acto sanitario que puede ocasionar perjuicios o beneficios al paciente que los ingiere.
La automedicación responsable, puede ser conveniente si se utiliza para tratar síntomas menores, como el dolor, la fiebre, la acidez de estómago, el resfriado...etc, y durante un tiempo limitado. De hecho existen medicamentos que no precisan de receta médica, pero eso no quiere decir que sean inocuos. Por eso en caso de duda consulte a su farmacéutico. El 50% de la población toma medicamentos de forma incorrecta, causando un 5% de hospitalizaciones y cerca de 10.000 muertes al año.
El 8% de los medicamentos que existen en el mercado pueden comprarse sin receta, pero la realidad demuestra que el 30% de las ventas se realizan sin prescripción médica.
A lo largo de la historia el autocuidado es decir, el propio tratamiento de los síntomas y signos de la enfermedad que las personas padecen, ha sido la forma mas utilizada para el mantenimiento de la salud. Desde que existe constancia escrita, siempre ha existido un " experto" que acumulaba las habilidades y las técnicas de sanar, al que se recurría cuando el propio autocuidado no era suficiente para restablecer la salud. Hoy en día necesitamos comprender que el autocuidado sigue siendo necesario para manejo de enfermedades agudas no graves, pero muy frecuentes, como la prevención de las enfermedades que hoy en día son la causa principal de enfermedad y muerte (problemas cardiovasculares y cáncer).
En la inmensa mayoría de los hogares una gran parte de las enfermedades que aparecen en la vida de las personas, son manejadas, al menos inicialmente, con alguna de las técnicas o medicamentos que la propia familia conoce o tiene a su alcance para aliviar dichos problemas. Hoy en día, la automedicación debería ser entendida como " la voluntad y capacidad de las personas-pacientes para participar de manera inteligente y autónoma ( es decir, informada) en las decisiones y en la gestión de las actividades preventivas, diagnósticas y terapéuticas que les atañen". La solución o el alivio de multitud de molestias, pequeños problemas de salud que se presentan a lo largo de la vida, se puede realizar desde la propia autonomía de un individuo o una familia bien informada en el uso de técnicas y de medicamentos útiles y seguros para esta misión. Esta forma independiente de tomar medicamentos es absolutamente complementaria ( y no opuesta) a la labor profesional de los médicos . Seremos nosotros junto con los farmacéuticos quienes debamos enseñar a nuestros pacientes a utilizar correctamente los medicamentos desarrollando para ello medidas informativas y educativas cada vez que prescribamos un fármaco.
La atención sanitaria de be de entenderse como una prolongación del autocuidado que va desde la autoobservación, la percepción e identificación de los síntomas, la valoración de su severidad y la elección de una opción de tratamiento o la ayuda de un profesional .Nuestra sociedad esta muy medicalizada con una gran dependencia de los profesionales, hecho contrastado en la mayoría de consultas de atención primaria donde un gran número de consultas son motivadas por patologías banales, susceptibles de realizar un correcto autocuidado y automedicación. Esta posibilidad constituye una forma de desahogo para el sistema sanitario: si no es necesario consultar al médico para todos los males que nos ocurren este podrá dedicar mayor tiempo y esfuerzo al estudio, tratamiento y prevención de enfermedades mas graves que requieren atención médica cualificada. El beneficio de esta actitud es global. Los recursos sanitarios (profesionales y económicos) serán así mejor gestionados, y mas aún en época de vacas flacas.
Pero la automedicación sin control médico o farmacéutico comporta una serie de riesgos para la salud que muchas veces no son conocidos por los ciudadanos:
- Toxicidad: efectos secundarios, reacciones adversas, intoxicación..etc.
- Falta de efectividad: usar los en situaciones en la que no están indicados ( como tomar antibióticos en procesos víricos, por ejemplo).
- Dependencia o adicción.
- Enmascaramiento de otros procesos clínicos graves y con ello el retraso en el diagnóstico y tratamiento ( toma de analgésicos en determinados dolores abdominales).
- Interacciones con otros medicamentos o alimentos que el individuo esté tomando ( como por ejemplo el consumo de alcohol y la toma de ansiolíticos).
- Resistencia a los antibióticos. El uso excesivo e indiscriminado de antibióticos puede hacer que los microorganismos desarrollen mecanismos de defensa ante estos medicamentos de forma que dejen de ser efectivos.
Enseñar a automedicarse es posible. Nuestra labor como profesionales sanitarios debe de hacer hincapié en tres frentes: Información, Consejo terapéutico y Educación sanitaria. Aplicar en nuestra práctica diaria estos tres elementos darán un valor añadido al acto de prescribir fármacos.