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Por Anónimo

¿Por qué no es seguro publicar fotos de nuestros hijos en redes sociales?


Vaya por delante que quiero a mis hijas más que a nada en este mundo, y que estoy tremendamente orgullosa de ellas, pero no considero necesario mostrar al mundo entero mi amor maternal compartiendo fotografías de cada momento de sus cortas vidas. Mis enanas jamás aparecen en mis redes sociales, pese a que paso muchas horas del día conectada a ellas (a las redes, y también a mis niñas, claro). Tampoco en mi foto de Whatsapp. Hay quien me pregunta por esta ausencia, o familiares que me piden fotos suyas en el Facebook de vez en cuando para ver cómo van creciendo. Siempre van a obtener una respuesta negativa por mi parte. Y es que soy de las que intenta cuidar mucho no sólo la privacidad, sino sobre todo la seguridad en las redes sociales.


Estos nuevos medios de comunicación interpersonal permiten compartir con otras personas opiniones, estados de ánimo, gustos y toda una serie de fotografías personales, familiares o de amigos. Sin embargo, en el momento en el que alguien publica algo en una red social, pierde completamente el control sobre ese contenido. Aunque elimine a los pocos segundos dicha información, queda registrada en los servidores virtuales de dicha red y cualquiera que la haya visto, pudo haberla difundido o copiado. Ojo, también ocurre con las fotos de perfiles de aplicaciones de mensajería tipo Whatsapp o Telegram: ¿te has dado cuenta de que cualquiera puede descargar en su móvil la imagen que tú has puesto, y compartirla con otros contactos que no son los tuyos? El peligro aumenta si esta información llega a manos equivocadas. Y vamos más allá: algunas redes sociales comparten la propiedad de las fotografías publicadas con quien las publica, a pesar de que muchas veces se desconoce este hecho ya que casi nadie leemos las condiciones de uso. Por tanto, cuando hablamos de menores, se hace más necesario si cabe ese riguroso control de lo que publicamos.


El peor de los escenarios posibles de esta sobreexposición de los niños en redes sociales es que sus fotos caigan en manos de pederastas. Pero, sin caer en ese extremo, hay otros muchos inconvenientes. Publicar fotos de niños en Internet puede generar en ellos sensación de vergüenza cuando sus padres suben imágenes que los pequeños no desean que otros vean. ¿Has pensado si a tu hijo le gustaría que mostraras esas imágenes? Quizás esté haciendo un baile divertido, disfrazándose una tarde de sábado, o deleitándonos con una gracieta en la intimidad del hogar, y es posible que no le guste que ese vídeo traspase la barrera de la familia.


Tal vez como padres podemos pensar que nuestros hijos son “nuestros” y, por consiguiente, podemos publicar lo que queramos sobre ellos. Sin embargo, esta afirmación no es válida, ya que los hijos no son una propiedad: son personas, y, como tales, son titulares de derechos, como el derecho a la propia imagen (artículo 18.1 de la Constitución Española). Lo cierto es que muchos padres están creando una biografía digital de sus hijos sin que ellos mismos hayan podido pronunciarse al respecto. Una exposición que puede ser fuente de conflicto cuando esos menores crezcan y exijan la retirada de los contenidos que les atañen. Así ha pasado recientemente en Austria, cuando una joven de 18 años ha denunciado a sus propios padres por publicar fotos de su infancia sin su expreso consentimiento; y es que esta joven se ha cansado de que sus progenitores no accedieran a retirar las más de 500 fotografías que habían colgado en sus perfiles de Facebook, en las que se la podía ver en pleno cambio de pañal, o comiendo su primera papilla; ante la falta de acuerdo, el caso se juzgará el próximo mes de noviembre.


Para frenar este tipo de casos, hay países como Francia que han endurecido recientemente las leyes al respecto, estableciendo fuertes multas e incluso penas de prisión para los padres que violen la intimidad de sus hijos a través de las redes sociales. No obstante, el primer filtro siempre pasa por el sentido común y la prevención de los propios padres. Lo ideal sería que guardásemos nuestras fotografías personales para nuestra intimidad. Pero, si no puedes aguantarte las ganas de compartir lo feliz que eres con tus retoños en la playa, aquí van unas pautas de la Asociación de Internautas para conseguir la mayor seguridad posible con lo que compartimos:


1.    Ante todo, ten siempre presente que debes respetar la intimidad del menor y que él quizás no quiera (ahora o en el futuro) que otros vean esos momentos que, aunque puedan ser divertidos, sólo interesan al seno de la familia o a círculos de amigos muy cercanos. Recuerda, en Internet todo se queda para siempre.


2.    Cambia la configuración de privacidad de tus redes sociales de público a privado para que sólo las puedan aquellos contactos que tú autorices previamente, y que sean de tu absoluta confianza.


3.    Si lo que quieres es compartir fotos con amigos íntimos y familiares, es más aconsejable utilizar el correo electrónico y evitar su publicación en las redes sociales.


4.    Debes ser muy cuidadoso con la información adicional que compartes: nunca reveles el nombre completo de tu hijo, ni datos como el nombre de su escuela, guardería o los lugares donde asiste frecuentemente. Nada de direcciones exactas (asegúrate de bloquear la información de ubicación geográfica a las fotografías que subas a tu red). Y evita las imágenes que permitan identificar la localización de los menores: que aparezcan con el uniforme de su colegio, en la puerta de su casa, etc.


5.    Nunca detalles en las imágenes datos concretos del lugar o la hora en que se han tomado. Así no difundirás las rutinas de tus hijos, ni los sitios en los que pueden encontrarse a una determinada hora del día.


6.    Ya sabemos lo graciosos que están los niños cubiertos de espuma en la bañera, o correteando en la playa. Pero intenta no subir fotos de tus hijos durante el baño, desnudos, o en actitudes que alguien pueda tomarlas como sugerentes o provocativas. Aunque para ti sean momentos muy tiernos, esas imágenes pueden acabar en manos de redes de intercambio de pornografía infantil.


7.    En las fotos, no etiquetes a los menores con sus nombres y apellidos. Así evitarás que sean indexadas en los buscadores y que cualquiera pueda asociar las caras de los niños con su identidad real.


8.    Cuidado con publicar imágenes de otros niños, aunque estén con tu propio hijo. No todos los padres desean que sus pequeños se expongan al público. Siempre debes preguntar a los padres de esos niños si están de acuerdo en subir esas fotos a la red.

 

Son normas sencillas de seguir y recordar, pues se basan en el sentido común (aunque a veces éste sea el menos común de los sentidos). Si no quieres llevarte un susto, utiliza la cabeza y protege a tu hijo como lo haces en cualquier otra circunstancia de la vida. Su seguridad está en tus manos.